Open Water tiene unas cuantas virtudes que han de ser reconocidas.
La primera, algo que hay que aclarar para que nadie se confunda, es que no es una monster movie. Si esperan ver a tiburones asesinos cazando gente a troche y moche, búsquense alguna secuela de Tiburón o revisen Deep Blue Sea. Open Water no propone eso, sino algo mucho más aterrador basado, además, en una historia real, la de Eileen y Tom Lonergan, que desaparecieron en la Gran Barrera australiana tras ser dejados atrás involuntariamente mientras buceaban. Ese miedo, que seguro que muchos espectadores y críticos comparten (pocas cosas puede haber más aterradoras que saberse perdido en medio del mar cuando sabes, más aún rodeado de animales potencialmente peligrosos), aparece bien canalizado en una cinta hecha con cuatro perras y rodada cámara en mano para poner al público en la situación de Daniel y Susa, donde los tiburones son reales y lo que vemos es, como decíamos antes, no bestias sedientas de sangre y malvadas, sino depredadores comportándose como tales.
Hay que aplaudir también el esfuerzo, más que realmente la actuación de Blanchard Ryan y Daniel Travis. Sin duda el rodaje debió ser tremendamente complicado para ellos, siempre en el agua y rodeados de tiburones reales, y eso hace su actuación más verídica.
Pero poco o nada hay que hacer cuando la cinta resulta tan aburrida en su comienzo (más de media hora hasta que los protagonistas quedan a la deriva, en una película que dura apenas 75 minutos), cuando esa supuesta tensión que tanto se alabó en su día no aparece casi en ningún momento (es un caso parecido al de El proyecto de la Bruja de Blair, ejemplo de otra película de terror muy aplaudida y poco o nada tensa o terrorífica) y sobre todo cuando los diálogos son tan penosos. No resulta creíble ni por un momento que dos personas que han quedado abandonadas en alta mar en aguas repletas de escualos se dediquen a tener esas conversaciones o incluso ¡a jugar!
Digamos que la premisa es excelente, pero se le saca muy poco jugo.

Lo mejor: La premisa inicial y el esfuerzo de producción y de los actores.
Lo peor: Los diálogos, absurdos e irreales, y lo aburrida que es hasta que la pareja queda abandonaba.