Alex Strangelove es una maravillosa sorpresa.
Divertida (muy divertida, de hecho... atención al personaje de Dell), tierna, bien escrita, bien rodada y bien interpretada (perfectos Daniel Doheny y Medeline Weinstein), es una película que explica, de forma muy entretenida y amena, la angustia de descubrir la auténtica sexualidad y el miedo que se siente al tener que salir del armario y, sobre todo, admitirlo ante uno mismo. Es una película que puede ayudar a mucha gente: a los adolescentes homosexuales, para que tengan valor a la hora de tomar las riendas de su vida, y a los que no lo sean para que puedan ponerse en la piel de alguien que está en esa situación y se lo piensen dos veces antes de hacer según qué comentarios o mirarlos como si fueran monos en el zoo.
Pierde un poco de fuerza al final, eso sí. Su última media hora está menos lograda que la primera, pese a escenas estupendas como la de la conversación entre Alex y Claire en el coche, y es un error que el personaje de Elliott no tenga más minutos en pantalla, pero aun así el objetivo ya se ha conseguido.
Y sí, va en la misma línea y es prima hermana de Con amor, Simon, pero es todavía mejor, más divertida y más certera en su descripción de la confusión sexual en la adolescencia (para quien la tenga, claro) y el miedo a salir del armario y mostrarse como uno realmente es. Brillante.

Lo mejor: Su humor, su retrato de la homosexualidad en la adolescencia y el trabajo de sus jóvenes actores.
Lo peor: Pierde algo de interés al final.