Haz click aquí para copiar la URL
España España · Sevilla
Voto de Talibán:
8
Drama Un tiránico y manipulador productor de cine (Kirk Douglas), que ha caído en desgracia, pide ayuda a un director (Barry Sullivan), a una actriz (Lana Turner) y a un guionista (Dick Powell), a los que ayudó a triunfar, pero que tienen sobradas razones para detestarlo. Los tres le reprocharán su falta de escrúpulos para alcanzar el éxito sin reparar en las personas a las que traicionaba o engañaba. (FILMAFFINITY)
11 de febrero de 2012
36 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes que nada les recomiendo que lean la crítica de Taylor, “Un hombre de cine”. Porque de eso trata exactamente “Cautivos del mal”.

Se ve en esa obra maestra llamada “Cautivos del mal”. Un productor como Jonathan Shields era una persona que era capaz de:

- Advertir que una actriz pésima y sin clase puede ser una gran estrella, porque “haga lo que haga cuando el público mira la pantalla sólo se fija en ella”.

- Saber cuándo una escena que está maravillosamente escrita perjudica una película porque, sencillamente, sobra.

No es una tontería. El cine americano se basa en estos dos pilares: el distanciamiento del teatro mediante el alumbramiento de un culto a esa divinidad especial llamada estrella cinematográfica; y el distanciamiento de la ficción literaria a través de la creación de un tiempo narrativo propio, hecho de imágenes. Ni un catedrático, ni un intelectual, ni un artista plástico, ni mucho menos un crítico, sólo un hombre de cine, como dice Taylor, está cualificado para comprender el alcance y la magnitud de ese doble matiz.

John Ford se las arreglaba todos los días para golpear accidentalmente con su visor al ayudante de producción, Hitchcock consideraba que las películas que hizo bajo contrato con David O. Selznick no eran del todo suyas, Fritz Lang declaró al volver a Alemania que trabajar de director en Hollywood era lo más parecido a hacer la calle y las obras de Orson Welles y Eric Von Stroheim fueron primero masacradas y después extirpadas antes de nacer. Son sólo cinco ejemplos de un catálogo de mezquindades amplísimo que llenaría mil críticas de FA. Pero la evidencia pesa demasiado: lo que llamamos cine no sería lo mismo sin la obra que sí pudo ver la luz en Hollywood de esos cinco artistas. Sería otra cosa.

Así que algo tuvo que ver ese grupo de comerciantes de bazar judíos –Cohn, Thalberg, Mayer, Lasky, Warner, Wallis, Zanuck, Goldwyn, Fox, Selznick-, muchos de los cuales no terminaron un libro en su vida, que cortaron, manipularon, estafaron y exprimieron a la mayor concentración de artistas que se ha dado nunca en un tiempo y lugar determinados. Incluido el Renacimiento italiano, para romper con el tópico. Benditos bastardos.

Hace tiempo que estos dinosaurios se extinguieron y fueron suplantados por ejecutivos pijos con estudios en Yale. Bien, me gustaría aprovechar la oportunidad que me brinda FA para enviarles un mensaje a todos, que si leyeran entenderían porque en este caso particular el español estándar coincide con el latino, y si lo pusieran en práctica les aseguro que estaríamos en camino de mejorar el producto que con frecuencia nos ofrecen:

Váyanse al carajo.
Talibán
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow