Muy intensa coproducción entre Hong Kong y China, que adapta la novela de Lei Mi de forma espectacular, sórdida a más no poder y con un poder hipnótico que no deja tregua al atribulado espectador.

Muy entretenida e interesante (sí, también un pelo larga), se narra una historia inclemente, con un psycho killer en medio de las cloacas, de los basureros de la gran ciudad, lugar donde sólo los criminales, drogadictos y "desechos" del implacable capitalismo pueden vivir o mejor subsistir diariamente. Allí, en medio de basuras, hedores y suciedad, van apareciendo cuerpos humanos, enteros o troceados, con lo que la Policía, desbordada, comienza una caza sin cuartel.

El filme se sigue con verdadera atención gracias a la puesta en escena, de gran realismo, magnificado por la impresionante fotografía en blanco y negro a cargo de Cheng Siu-Keng y por la enorme fuerza de la banda sonora de Kenki Kawai.
El guión, además de volcarse en los esfuerzos físicos por atrapar al asesino, también se centra en la interrelación de los tres protagonistas, dos de ellos unidos por una tragedia, un accidente que los mantiene unidos de forma violenta. El recuerdo, odio y el perdón tienen vital importancia en esta cinta que tiene un tercio final vibrante, que azora y emociona a partes iguales.

En mi opinión, no es demasiado agradable su visión, pero sí recomendable por sus muchas virtudes cinematográficas.

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