Entretenido y muy curioso, para la época, este film supuso un camino a seguir en el cine del género fantástico prehistórico, siendo retomado en sus distintas variantes durante toda la historia del cine con mayor o menor fortuna. La mejor, y más recordada de todas al menos, es por supuesto la que protagonizó la bellísima Raquel Welch.
Esta cinta de 1940 está francamente bien, conservándose bastante lozana en cuanto a frescura narrativa y aspectos como efectos especiales, que fueron nominados al Óscar aquél año. Hombre, por supuesto, con el paso de los años los efectos se han superado técnicamente, pero en esta ocasión quedan bien y ayudan a mantener el entretenimiento durante todo el metraje.
Tiene momentos divertidos, sobre todo por la evolución del protagonista, un hombre prehistórico pero troglodita en cuanto a educación y respeto para con sus semejantes, en contraposición con la otra tribu, solidaria y cariñosa para con los suyos.
Buena fotografía en blanco y negro y magnífica banda sonora de Werner R. Heymann, también nominada al Óscar.
La pareja Víctor Mature (no recuerdo verle tan joven en una peli)-Carole Landis, esta simpatiquísima, tiene mucha química. Lástima de la infeliz vida que tuvo la pobre Carole, que se suicidó con tan sólo 29 años (aquí tenía 21).
Una película bonita, muy amena, que hay que verla con cierta complacencia, teniendo en cuenta los años transcurridos.

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