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Voto de danballah:
4
Thriller. Intriga Ricky Santoro es un turbio agente de policía de Atlantic City que, en la noche en que se disputa el combate de boxeo por el campeonato del mundo de los pesos pesados, debe evitar el asesinato del Secretario de Defensa de los Estados Unidos. Tiene la misión de ayudar a su amigo Kevin Dunne, comandante de la Marina. Pronto descubrirá una conspiración en la que está implicada una extraña mujer de traje blanco. (FILMAFFINITY)
30 de noviembre de 2022
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
... si alguna de las dos personas más importantes en su realización, se hubieran tomado su trabajo en serio: Nicolas Cage el de actor, y Brian de Palma el de director.

Con esto no quiero decir que no sean buenos profesionales -bueno, en el caso de Cage sí quiero decirlo-. Quiero decir que son profesionales en los aspectos que les sale de los huevos: Nic opta por bajar un poco su caché, siempre y cuando no le obliguen a apuntarse a un curso de interpretación -no sea que le pidan hacer algún papel en el que no se interprete a él mismo-, y Brian opta por no dirigir a Nic ni discutir a los productores la necesidad de eliminar ciertos tropos narrativos metidos con calzazapatos que supuestamente “venden entradas” (polvo obligatorio, chica florero, redención…) con tal de que le dejen pasarse todo el día con los técnicos rodeado de steadys y grúas.

El resultado es una película estimulante a ratos, y sin ningún tipo de coherencia argumental, comportamental o estilística. Una auténtica pena, pero no voy a ser yo quien se lo eche en cara, ya que hay que entender, que cuando no se tiene el caché de un Spielberg, un Nolan o un Kubrick, a veces lo que te separa de hacer una gran película - y quizá la que tú habías imaginado- es las ganas que tengas de decirle a los señores que ponen el dinero, una vez tras otra, que no tienen ni puta idea.

Pues eso, Snake eyes, aunque es atractiva a ratos por su realización, adolece de muchos de los males de los 90: mucho ruido, exceso de testosterona, estética que provoca epilepsia incurable y poco mimo en el diseño de producción; pero lo más grave es el mejunje argumental resultante de la falta de comunicación entre equipos, donde cada uno ha cedido lo necesario para conseguir cierto grado de autonomía. Lo que demuestra que, en el mundo de las producciones cinematográficas -y posiblemente en muchos otros- a menudo, funciona mejor una dictadura benévola, que una democracia.
danballah
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