¿A ver si me suena? Paleto de pueblo se va a Madrid, lo más cercano a un coche que ha visto en su vida es un burro con herraduras y para beber leche estruja la botella rítmicamente, mientras piensa sorpendido donde puede estar el resto de la vaca. Cambiemos los 60 por el siglo XXI, el nuevo paleto no sabe de moda y viste falda a cuadros (que coño le habrán hecho los cuadros a los guionistas mediocres, que todas las "feas" los llevan, más vale que no se vayan a escocia), añadámosle un jefe cabrón, un trabajo que todo el mundo desea (¡o gracias por fustigarme! alabo a dios el trabajo que paga mi alquiler y me permite estar tan cerca de una divine), lo aderezamos con un poco de apología de la anorexia y un gran toque final de moralina americana: y ahí tenemos el guión-novela de El diablo se viste de Prada, basado en la original idea de la transformación de la bestia a la bella, puestos a elegir prefiero a Bety.