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Voto de Deckard:
9
7,7
122.137
Drama. Romance
Chris Wilton (Jonathan Rhys Meyers) es un ambicioso y joven profesor de tenis con escasos recursos económicos. Gracias a su amistad con Tom Hewett (Mattew Goode), consigue entrar en la alta sociedad londinense y enamorar a su hermana Chloe (Emily Mortimer). Tom, por su parte, sale con Nola Rice (Johansson), una atractiva americana, de la que Chris se encapricha nada más verla. El azar, la pasión y, sobre todo, la ambición llevarán a ... [+]
7 de julio de 2007
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Woody Allen, uno de los más grandes de la comicidad de nuestro tiempo demuestra con tan grata película que el buen comediante es en si un gran trágico, o que la comedia no es sino la otra cara de la moneda de la tragedia.
Allen nos porpone un dilema con grandes tintes trágicos. ¿El hombre que acaba cometiendo el acto mas desleal, el acto del asesinato a sangre fria es inocente o es una víctima?.
Allen nos hace reflexionar sobre el auténtico drama social que enmascara la vida misma, la miseria y lo miserable que es nuestra vida y existencia cuando se ve empañada y aterciopelada con las etiquetas del estilo, la clase y el poder, en definitiva la vida inalcanzable para la mayoría de los mundanos cuyo trasunto no es más que el auténtico veneno que corrompe nuestra decadente civilización.
Allen nos porpone un dilema con grandes tintes trágicos. ¿El hombre que acaba cometiendo el acto mas desleal, el acto del asesinato a sangre fria es inocente o es una víctima?.
Allen nos hace reflexionar sobre el auténtico drama social que enmascara la vida misma, la miseria y lo miserable que es nuestra vida y existencia cuando se ve empañada y aterciopelada con las etiquetas del estilo, la clase y el poder, en definitiva la vida inalcanzable para la mayoría de los mundanos cuyo trasunto no es más que el auténtico veneno que corrompe nuestra decadente civilización.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Ante tan bello film me viene a la cabeza a Oscar Wilde en la Balada de la Carcel de Reading:
Sólo sabía que idea obsesiva apresuraba su paso, y por qué miraba al día deslumbrante con tan ávidos ojos; aquel hombre había matado lo que amaba, y por eso iba a morir. Aunque todos los hombres matan lo que aman, que lo oiga todo el mundo, unos lo hacen con una mirada amarga, otros con una palabra zalamera; el cobarde con un beso, ¡el valiente con una espada! Unos matan su amor cuando son jóvenes, y otros cuando son viejos; unos lo ahogan con manos de lujúria, otros con manos de oro; el más piadoso usa un cuchillo, pues así el muerto se enfría antes. Unos aman muy poco, otros demasiado, algunos venden, y otros compran; unos dan muerte con muchas lágrimas y otros sin un suspiro: pero aunque todos los hombres matan lo que aman, no todos deben morir por ello.
El personaje es principal por sus grandes dimensiones emocionales. Empieza su viaje iniciático por la pirámide de la alta burguesía británica al más estilo o único modo posible, que és la negacion del deseo y el amor. Hecho este que es retratado con mano magistral y fidelidad a la auténtica cara que encubre la máscara de la burguesia pedante e infantil de nuestro tiempo. Una burguesía que ha dejado la explotación del salario de subsistencia del siglos pretéritos pero aún adolece de la misma enfermedad.
Esta enfermedad es la que va apoderándose a cada paso a nuestro héroe trágico hasta su desenlace. Un desenlace que es una comunión o acto de iniciación a la nueva High class a la que sin darse cuenta acaba por formar parte como estandarte de ella.
Esta comunión es la que se basa en la idea fundamental del film. Matar lo que uno ama.
Allen nos propone a modo de reflexión la idea de la arbitrariedad de nuestros actos, la astucia racional que hay tras la ganancia y la pérdida, como meros puntos objetivables desde la propia subjetividad y una crítica feroz a nuestro sistema de valores endiosado por la mas venenosa savia que la nutre.
Aunque nuestro personaje aparece bajo la marca del más atroz de los asesinos, es la víctima principal que se va consumiendo a través de la consumación de cada uno de todos ellos.
Por último y a modo de reflexión final, ¿nuestro héroe trágico seguirá siendo después de tal suerte de desdichas el único en la sala operística que oye lo que realmente entona la soprano o acabará adoleciendo de sordera ante la ópera como cada uno de sus nuevos compañeros en cuya institución acaba de ingresar como nuevo delfín?
Sólo sabía que idea obsesiva apresuraba su paso, y por qué miraba al día deslumbrante con tan ávidos ojos; aquel hombre había matado lo que amaba, y por eso iba a morir. Aunque todos los hombres matan lo que aman, que lo oiga todo el mundo, unos lo hacen con una mirada amarga, otros con una palabra zalamera; el cobarde con un beso, ¡el valiente con una espada! Unos matan su amor cuando son jóvenes, y otros cuando son viejos; unos lo ahogan con manos de lujúria, otros con manos de oro; el más piadoso usa un cuchillo, pues así el muerto se enfría antes. Unos aman muy poco, otros demasiado, algunos venden, y otros compran; unos dan muerte con muchas lágrimas y otros sin un suspiro: pero aunque todos los hombres matan lo que aman, no todos deben morir por ello.
El personaje es principal por sus grandes dimensiones emocionales. Empieza su viaje iniciático por la pirámide de la alta burguesía británica al más estilo o único modo posible, que és la negacion del deseo y el amor. Hecho este que es retratado con mano magistral y fidelidad a la auténtica cara que encubre la máscara de la burguesia pedante e infantil de nuestro tiempo. Una burguesía que ha dejado la explotación del salario de subsistencia del siglos pretéritos pero aún adolece de la misma enfermedad.
Esta enfermedad es la que va apoderándose a cada paso a nuestro héroe trágico hasta su desenlace. Un desenlace que es una comunión o acto de iniciación a la nueva High class a la que sin darse cuenta acaba por formar parte como estandarte de ella.
Esta comunión es la que se basa en la idea fundamental del film. Matar lo que uno ama.
Allen nos propone a modo de reflexión la idea de la arbitrariedad de nuestros actos, la astucia racional que hay tras la ganancia y la pérdida, como meros puntos objetivables desde la propia subjetividad y una crítica feroz a nuestro sistema de valores endiosado por la mas venenosa savia que la nutre.
Aunque nuestro personaje aparece bajo la marca del más atroz de los asesinos, es la víctima principal que se va consumiendo a través de la consumación de cada uno de todos ellos.
Por último y a modo de reflexión final, ¿nuestro héroe trágico seguirá siendo después de tal suerte de desdichas el único en la sala operística que oye lo que realmente entona la soprano o acabará adoleciendo de sordera ante la ópera como cada uno de sus nuevos compañeros en cuya institución acaba de ingresar como nuevo delfín?