Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Vakulinchuk:
10
Drama Cuando Zampanó, un artista ambulante, enviuda, compra a Gelsomina, la hermana de su mujer, sin que la madre de la chica oponga la menor resistencia. Pese al carácter violento y agresivo de Zampanó, la muchacha se siente atraída por el estilo de vida nómada, siempre en la calle (la "strada", en italiano), sobre todo cuando su dueño la incluye en el espectáculo. Aunque varios de los pintorescos personajes que va conociendo en su deambular ... [+]
1 de julio de 2007
14 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fellini siempre me ha llamado mucho la atención en un sentido, este hombre, adorador de las carnosidades, de la abundancia en la mujer, de los grandes pechos y traseros, que tan bien ha quedado reflejado en películas como Amarcord, resulta que se casa y hace protagonista de algunas de sus mejores películas, a todo lo contrario de esas Venus que adora, a una muchachita pequeñísima, escurridísima de carnes, pero de cara simpática y gestos chaplinescos, a un duendecillo llamado Giulietta Masina. Curiosamente en “La Strada” (carretera en italiano), cuando Zampano (Anthony Quinn) y Gelsomina (Giuletta Masina), -¿podrían encontrarse mejores nombres para unos personajes circenses?- comen por primera vez juntos en una especie de venta, Zampano no puede resistirse a la rotunda carnosidad de una morena, que no tiene mayores atributos que una obesidad contenida aun en los limites de las formas de una mujer, marchandose con ella y olvidándose por completo de Gelsomina ¿podría ser aquí Zampano un alter ego de Fellini o al menos de sus sueños?. Recuerdo que en “Las noches de Cabiria” una de las prostitutas que acompañaban a Cabiria, era también una mujer de esta índole, de carnosidades fellinianas. Parece que de algún modo, indirecto, introducía estos guiños a sus obsesiones en estas películas.

Giulietta Masina es maravillosa, podría hacer la película entera sin hablar y decirlo todo con sus gestos, que si bien a veces son excesivos, nunca pierden su encanto y seducción. Giulietta Masina no tiene atractivos de mujer si lo que buscamos es voluptuosidad, erotismo o carnosidad, pero tiene una mirada, unos ojos, fascinantes y expresivos como pocos, un alma que le rebosa por ellos y una gestualidad que crea complicidad y ternura. Es difícil no querer a Gelsomina o a Cabiria, con su ingenuidad, con su vitalidad, con sus historias tan desdichadas.

Anthony Quinn hace un papel apoteósico, brutal y en su deshumanización muy humano, pues es esta la naturaleza de muchos seres, refleja a la perfección a determinado tipo de personas, que en la necesidad, en la lucha por sobrevivir, no ven más allá de si mismos y ni tan siquiera atienden a sus sentimientos, sólo tienen pensamiento para subsistir en la cuasi-animalidad, para salir adelante como sea. Curiosamente Anthony Quinn contó en su autobiografía que el personaje de Zampano se acercaba mucho a su propio carácter. En la película, termina por parecer Zampano, con su número circense repetido hasta la saciedad en los más ínfimos detalles, un animal enjaulado que repite sistemáticamente el mismo movimiento una y otra vez en la jaula, teniendo una única pulsión, seguir viviendo. El final lo dotará de un atisbo de conciencia que humanizará definitivamente el personaje.


En definitiva ¿quién podrá olvidar el rostro pintado de Gelsomina o la brutalidad de Zampano después de ver la película? Una delicia.
Vakulinchuk
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow