La película trata de normalizar la pederastia. El pedófilo es pedófilo hasta que actúa como un pederasta, en las escenas finales, es entonces que se convierte en pederasta (aunque no llega a ejecutar su felonía). En un final complaciente, el protagonista se arrepiente y se tira por la ventana. El director quiere hacer un retrato buenista del pedófilo y nos ofrece un argumento para que seamos compasivos con el obseso.

¿Se aceptaría igualmente bien un retrato buenista de un maltratador? ¿O de un racista? Es seguro que no sería subvencionada una producción así, lo que sí ha ocurrido con la presente. La presencia de TVE y Canal+ dice mucho. Últimamente parece que se quiere abrir la puerta a ciertas tendencias pedófilas.

Por cierto, la escena con la chica llegando a casa con la mascarilla... ¿A qué viene? Es una aportación más para la normalización de las mascarillas, aunque no venga a cuento. Para que no pienses y te la pongas. Está acorde con esta cinta, un producto nada inocente.