Media votos
5,7
Votos
2.604
Críticas
58
Listas
21
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Tania:
10
1970
7,8
5.559
Documental
Documental sobre el famoso festival de Woodstock que tuvo lugar en Bethel, NY. En agosto de 1969, 450.000 personas asistieron al mayor festival de música rock hasta la fecha. "Woodstock", ganadora del Oscar de la Academia, fue un acontecimiento que dio nombre a una generación y marcó a toda una época. "Woodstock, 3 días de paz y música: el montaje del director" (Woodstock - 3 Days of Peace & Music: The Director's Cut) de 225 minutos de ... [+]
27 de febrero de 2010
23 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
No todas las generaciones llegan a influir del mismo modo en el curso historia. A nosotros, que no pudimos vivir de primera mano el festival de festivales, nos quedan los testimonios audiovisuales de lo que fue para consolarnos. Intentemos obviar por un rato, aunque sea difícil, los desastres de la guerra de Vietnam e imaginémonos como veinteañeros estadounidenses en agosto del 69 (yo ya empiezo a dilatar...). Démosle al play ahora y adentrémonos en los terrenos de Max Yasgur en el municipio de Bethel...
Viernes 15
Son las 5 de la tarde y está a punto de salir a escena Richie Havens para abrir el festival. Le esperamos sentaditos en un huequi cojonudo que hemos encontrado a pocos metros del escenario. El fabuloso afro cano de la señora de delante nos tapa un poco la visión. Llevamos sólo tres cervezas en el cuerpo: calmaa, que aún queda mucho Woodstock por delante y nos queremos cagarla el primer día. Acaba de pasar un cura muy simpático con sombrero de cowboy y plataformas doradas. Nos ha comulgado con unas hostias “de chupar” coloreadas y ha seguido su camino. A la rubia con gafas de la derecha la ha comulgado 3 veces (¡pecadora!). Jennifer Warnes creo que se llama.
En unas horas la jornada habrá terminado y nos habremos quedado sin ver la perla de la tarde: la mágica interpretación de “Jennifer” (¿de qué me suena el nombre?) de un yogurín con voz prodigiosa llamado Bert Sommer. La versión oficial dice que las productoras lo van a foll... ignorar durante el resto de sus días y que no va a aparecer acreditado en ningún material relativo al festival hasta 2009 (“¡Cojonudo!” exclamará él entonces, desde la tumba en que reside desde 1990). Pero la versión extraoficial dice que nos lo hemos perdido porque se conoce que nos ha sentado mal la “cerveza” y a las 19:15 hemos salido escopetados de la zona de conciertos persiguiendo a un unicornio rosa y que, tras un lapso espacio-temporal de duración indefinida, hemos vuelto a aparecer por allí de madrugada, durante la actuación de la sosipánfer de Joan Baez. ¡Qué bajón! Encima hemos perdido a Alberto por el camino.
Sábado 16
¡Ha aparecido Albertín, que alega haber tenido un encuentro místico con el vello pectoral de las navidades pasadas de Tom Jones! Ha ocurrido durante la actuación de Canned Heat: de repente se ha subido al escenario un tío bien caraja, le ha metido la mano en el bolsillo al cantante y le ha mangado un paquete de Camel ¡en su cara!. Y aunque el muy borde no fuma, sabíamos que no podía ser otro. Pero estamos en Woodstock y la banda, lejos de cabrearse y echarlo del escenario a patadas, le ha dejado campar por allí a sus anchas durante tres canciones más. ¡Un hurra por la generación de las flores!
[Sigue en "spoiler". Sin línea argumental no hay destripe posible]
Viernes 15
Son las 5 de la tarde y está a punto de salir a escena Richie Havens para abrir el festival. Le esperamos sentaditos en un huequi cojonudo que hemos encontrado a pocos metros del escenario. El fabuloso afro cano de la señora de delante nos tapa un poco la visión. Llevamos sólo tres cervezas en el cuerpo: calmaa, que aún queda mucho Woodstock por delante y nos queremos cagarla el primer día. Acaba de pasar un cura muy simpático con sombrero de cowboy y plataformas doradas. Nos ha comulgado con unas hostias “de chupar” coloreadas y ha seguido su camino. A la rubia con gafas de la derecha la ha comulgado 3 veces (¡pecadora!). Jennifer Warnes creo que se llama.
En unas horas la jornada habrá terminado y nos habremos quedado sin ver la perla de la tarde: la mágica interpretación de “Jennifer” (¿de qué me suena el nombre?) de un yogurín con voz prodigiosa llamado Bert Sommer. La versión oficial dice que las productoras lo van a foll... ignorar durante el resto de sus días y que no va a aparecer acreditado en ningún material relativo al festival hasta 2009 (“¡Cojonudo!” exclamará él entonces, desde la tumba en que reside desde 1990). Pero la versión extraoficial dice que nos lo hemos perdido porque se conoce que nos ha sentado mal la “cerveza” y a las 19:15 hemos salido escopetados de la zona de conciertos persiguiendo a un unicornio rosa y que, tras un lapso espacio-temporal de duración indefinida, hemos vuelto a aparecer por allí de madrugada, durante la actuación de la sosipánfer de Joan Baez. ¡Qué bajón! Encima hemos perdido a Alberto por el camino.
Sábado 16
¡Ha aparecido Albertín, que alega haber tenido un encuentro místico con el vello pectoral de las navidades pasadas de Tom Jones! Ha ocurrido durante la actuación de Canned Heat: de repente se ha subido al escenario un tío bien caraja, le ha metido la mano en el bolsillo al cantante y le ha mangado un paquete de Camel ¡en su cara!. Y aunque el muy borde no fuma, sabíamos que no podía ser otro. Pero estamos en Woodstock y la banda, lejos de cabrearse y echarlo del escenario a patadas, le ha dejado campar por allí a sus anchas durante tres canciones más. ¡Un hurra por la generación de las flores!
[Sigue en "spoiler". Sin línea argumental no hay destripe posible]
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Aparte del citado incidente, lo más destacable del día han sido las actuaciones de Janis Joplin (estremecedora, para no variar) y Santana, cuya orgásmica interpretación de Soul Sacrifice ha desencadenado una catarsis colectiva que jamás podría valorarse en dinero. Creemos que a ellos también los ha visitado nuestro cura. La rubia con gafas de ayer seguía de viaje astral, aposentada en el mismo sitio y con la misma cara de gilipollas. Sospecho que es sólo una alucinación... O quizá un copypast de los editores de la peli, tomado de la actuación de Sommer. Cabrones...
Domingo 17 – Lunes 18
Hemos desayunado cheeseburguers con sangría a las 3 de la tarde. Mientras, Joe Cocker y su banda se despedían del público pidiendo que recordáramos el título de su último tema: “With a little help from my friends”. Creo que no podré olvidarlo ni aunque quiera. Estamos en plena fase de exaltación de la amistad y socialización con todas las personas con las que nos cruzamos. No sabemos cómo se verá desde fuera. Seguramente algunos nos considerarán unos etílicos/drogatas sentimentaloides detestables. Pero nos sentimos mejor que nunca, aquí somos todos familia. No nos preocupamos por gilipolleces. Después de Cocker, ha empezado a llover y se ha interrumpido el concierto un par de horas. Se ha hablado de una conspiración del ejército y las nubes para aguarnos las fiesta. La mayoría hemos aprovechado la coyuntura para despelotarnos y surfear en el barro.
A las 9 de la mañana del lunes nos creíamos muertos, con las gafas de sol puestas, disimulando bostezos, calentando el cubata en la mano, con agujetas en todo el cuerpo después del desfase de ayer con Santana (y con algunos hombros dislocados, de tanto tocar baterías y jimbés imaginarios en el aire), con un bajón considerable porque se acababa lo bueno, y quisiéramos quedarnos aquí para siempre, aunque nos costara la salud. Pero entonces ha salido el gran Hendrix a escena partiendo la pana, y nos ha puesto las pilas en cuestión de segundos. ¡Menudo broche de oro, Señorrr! Imposible permanecer sentado.
Al final, ni la lluvia, ni las carreteras de acceso cortadas, ni el LSD en mal estado han conseguido ensombrecer el mejor macroconcierto de la historia. Hemos aprendido a tolerar a los demás, a improvisar pipas con papel de plata y bolis bic, a trucar cabinas telefónicas, a poner buena cara al mal tiempo, a colocarnos gratis con ejercicios de yoga.... También que amar no es sinónimo de poseer y que más vale vivir 3 dias que sobrevivir 365.
Aparecen los créditos, Woodstock ’69 ha llegado a su fin. La vuelta a la realidad va a ser durilla, pero nos sentimos renovados.
Volveremos otra tarde :)
Domingo 17 – Lunes 18
Hemos desayunado cheeseburguers con sangría a las 3 de la tarde. Mientras, Joe Cocker y su banda se despedían del público pidiendo que recordáramos el título de su último tema: “With a little help from my friends”. Creo que no podré olvidarlo ni aunque quiera. Estamos en plena fase de exaltación de la amistad y socialización con todas las personas con las que nos cruzamos. No sabemos cómo se verá desde fuera. Seguramente algunos nos considerarán unos etílicos/drogatas sentimentaloides detestables. Pero nos sentimos mejor que nunca, aquí somos todos familia. No nos preocupamos por gilipolleces. Después de Cocker, ha empezado a llover y se ha interrumpido el concierto un par de horas. Se ha hablado de una conspiración del ejército y las nubes para aguarnos las fiesta. La mayoría hemos aprovechado la coyuntura para despelotarnos y surfear en el barro.
A las 9 de la mañana del lunes nos creíamos muertos, con las gafas de sol puestas, disimulando bostezos, calentando el cubata en la mano, con agujetas en todo el cuerpo después del desfase de ayer con Santana (y con algunos hombros dislocados, de tanto tocar baterías y jimbés imaginarios en el aire), con un bajón considerable porque se acababa lo bueno, y quisiéramos quedarnos aquí para siempre, aunque nos costara la salud. Pero entonces ha salido el gran Hendrix a escena partiendo la pana, y nos ha puesto las pilas en cuestión de segundos. ¡Menudo broche de oro, Señorrr! Imposible permanecer sentado.
Al final, ni la lluvia, ni las carreteras de acceso cortadas, ni el LSD en mal estado han conseguido ensombrecer el mejor macroconcierto de la historia. Hemos aprendido a tolerar a los demás, a improvisar pipas con papel de plata y bolis bic, a trucar cabinas telefónicas, a poner buena cara al mal tiempo, a colocarnos gratis con ejercicios de yoga.... También que amar no es sinónimo de poseer y que más vale vivir 3 dias que sobrevivir 365.
Aparecen los créditos, Woodstock ’69 ha llegado a su fin. La vuelta a la realidad va a ser durilla, pero nos sentimos renovados.
Volveremos otra tarde :)