Tres veces intenté verla y no pasaba de los primeros 15 minutos, sabiendo de antemano el gigante que trataba de atrapar. Por alguna razón, no me conectaba con el principio. Me parecía largo, desordenado y caótico. Al final lo constaté, la película no se trató ni de los amores de Vera, ni del trabajo de Vera ni de los padecimientos de Vera. Por alguna razón tampoco me conecté con el final. Si por mí fuera, le corto los últimos 15 minutos también (¿Quizá porque hacen semblanza a Vera? ) El vals del camión me aburrió, así como me aburrió el nuevo Montand, sonriente, cínico y despreocupado. Para mí, la película terminó después de la paga, o si se quiere, en el desmayo. Pero no, todos queríamos ver la plata. El personaje que vi maniobrando tontamente en una curva peligrosa, no es el mismo que me tuvo dos horas, boquiabierto en el borde del asiento.
Es una película grandiosa, tierna y sincera hasta los huesos. Me gustó mucho.