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Voto de PierPuccini:
14.842
Aventuras. Acción
El agente británico 007 se deberá ver las caras con Auric Goldfinger, un malvado magnate que hace contrabando a escala internacional y que está fascinado por el oro. En el transcurso de la investigación, James oirá por primera vez hablar sobre la operación "Grand Slam", que parece ser un plan para desestabilizar toda la economía mundial. (FILMAFFINITY)
10 de agosto de 2006
18 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
James Bond, el agente secreto Británico ha regresado, y esta vez será enviado a Miami con el fin de seguir la pista a un magnate del oro, que al parecer es miembro de una red de crimen y corrupción. A la vez visitará Suiza, Kentucky y la misteriosa e infame reserva de oro del gobierno americano en Fort Knox.
El film más popular de la serie, que desataría a mediados de los sesenta la “Bondmania”, desbordando adrenalina, humor, romance y suspense por doquier, esta vez bajo al mando del Francés Guy Hamilton, remplazando a Terence Young en la dirección, y enfatizando en un ritmo trepidante, carente en la novela de Ian Fleming.
La brillante adaptación de Richard Maibaum y Paul Dehn pone frente a frente al agente 007 contra el villano más memorable de su historia, Auric Goldfinger y su curiosa obsesión por el metal dorado, en una excelente interpretación del actor alemán Gert Fröbe, quien tristemente no pudo aprender el idioma, por lo que aparece doblado en la versión original de la cinta.
Sean Connery continua con el papel de su vida, por tercera vez, y se ve rodeado de secundarios ejemplares para cualquier película Bond, como las despampanantes Honor Blackman, Tania Mallet y Shirley Eaton, esta ultima apareciendo en la icónica escena en que yace en una cama cubierta de pintura dorada; además de M, Moneypenny y el adorable cascarrabias Q, también están los malos de turno, el ex medallista olímpico de lucha libre Harold Sakata, como el temible y mudo secuaz coreano Odd Job.
A los puntos a favor se le suma la usualmente placentera secuencia inicial, toda una mini película Bond; los títulos diseñados por Robert Brownjohn, exaltados por la potente e inigualable voz de Shirley Bassey; el diseño de producción de Ken Adam, y la excitante partitura de John Barry.
Tal vez la cinta más antológica de la serie, contiene momentos imperecederos dentro de las extensas andanzas del 007, como la escena en que está a punto de ser castrado por un láser industrial, la lucha verbal (y física) entre Bond y Goldfinger, la ya mencionada “chica dorada”, el rimbombante epílogo en Fort Knox, y luego en el Jet privado del rey midas moderno. Invaluable.
Pierluigi Puccini
James Bond Fan
El film más popular de la serie, que desataría a mediados de los sesenta la “Bondmania”, desbordando adrenalina, humor, romance y suspense por doquier, esta vez bajo al mando del Francés Guy Hamilton, remplazando a Terence Young en la dirección, y enfatizando en un ritmo trepidante, carente en la novela de Ian Fleming.
La brillante adaptación de Richard Maibaum y Paul Dehn pone frente a frente al agente 007 contra el villano más memorable de su historia, Auric Goldfinger y su curiosa obsesión por el metal dorado, en una excelente interpretación del actor alemán Gert Fröbe, quien tristemente no pudo aprender el idioma, por lo que aparece doblado en la versión original de la cinta.
Sean Connery continua con el papel de su vida, por tercera vez, y se ve rodeado de secundarios ejemplares para cualquier película Bond, como las despampanantes Honor Blackman, Tania Mallet y Shirley Eaton, esta ultima apareciendo en la icónica escena en que yace en una cama cubierta de pintura dorada; además de M, Moneypenny y el adorable cascarrabias Q, también están los malos de turno, el ex medallista olímpico de lucha libre Harold Sakata, como el temible y mudo secuaz coreano Odd Job.
A los puntos a favor se le suma la usualmente placentera secuencia inicial, toda una mini película Bond; los títulos diseñados por Robert Brownjohn, exaltados por la potente e inigualable voz de Shirley Bassey; el diseño de producción de Ken Adam, y la excitante partitura de John Barry.
Tal vez la cinta más antológica de la serie, contiene momentos imperecederos dentro de las extensas andanzas del 007, como la escena en que está a punto de ser castrado por un láser industrial, la lucha verbal (y física) entre Bond y Goldfinger, la ya mencionada “chica dorada”, el rimbombante epílogo en Fort Knox, y luego en el Jet privado del rey midas moderno. Invaluable.
Pierluigi Puccini
James Bond Fan
