Vivimos en un mundo acelerado, excesivamente estimulado. No nos paramos a ver algo tan grande y a la vez tan simple como un árbol y las vistas que desde él se tienen. Y esta película nos habla de eso: de ver en la mirada de los demás "esos arrebatadores ojos" que dice Julie, de ver los gestos sencillos, como plantar un árbol; de pararse un instante a ver una puesta de sol o un amanecer; de saber ver más allá de lo exterior.

Yo, que admiro a las personas capaces de mirar así el mundo; he disfrutado "parando" durante una hora y media mi ajetreada vida para pensar en ello y darme cuenta que tal como vivo... así no disfruto de las cosas sencillas pero llenas de encanto.

Detén un momento tu prisa y disfruta de esta sencilla pero admirable película, que sin ser una obra maestra del cine, te deja mucho más feliz que cuando empezaste a verla. Y no por artificios ni maravillas de guión, no por efectos especiales alucinantes pero carentes de alma; sino porque en esta película una simple sonrisa te hará crecer la tuya más allá del horizonte de tus problemas y quejas cotidianas.

¡BRAVO!