Si en algo se puede estimar Resistencia es en querer mostrarnos un aspecto de la II Guerra Mundial que rara vez es tema de una película bélica: la lucha de la resistencia al margen de las grandes batallas, la supervivencia y la lucha de los partisanos en condiciones infrahumanas. Pero no se ha hecho justicia a esos héroes con una película que pueda perdurar en el tiempo, sino con un producto comercial que no va más allá de la corrección academicista.
Edward Zwick, experto en cine de aventuras (recordemos Diamante de sangre o El último samurai), se atreve ahora con la II Guerra Mundial. Lo hace con un buen reparto, encabezado por Daniel Craig, y con una historia con bastantes posibilidades. El problema es que no sabe sacarle el jugo a los personajes, no los traza con sutilidad, no exprime la historia, y todo parece pasar por delante de los ojos del espectador de manera superficial. Zwick no da con la tecla de la épica ni sabe encontrar en sus personajes algo que los haga atrayentes, y su lucha nos parece loable (en términos históricos), pero poco emocionante como producto cinematográfico.
Recordaré Resistencia como una película correcta, que se deja ver, pero con algunas lagunas, con una intención poco clara y, en definitiva, como una película con poca personalidad. Puede gustar, pero ni se acerca al olimpo de las grandes películas bélicas.