El problema de Bullitt es que tarda en arrancar. Su primera hora se demora mucho en poner en marcha la historia, y el espectador no hace más que esperar la acción. Entonces... esa persecución, antológica, vibrante, rodada con una pericia envidiable aún hoy en día, por las abruptas calles de San Francisco, nos devuelve la esperanza en Bullitt. Poco después ya estamos en la escena final, otra persecución, ahora a pie, también magnífica. Yates nos cuenta la historia con mucho pulso, tal vez demasiado, y acaba convirtiéndose en una morosidad que no beneficia en nada la historia. De todas formas, Bullitt es un buen ejemplo de cine policiaco clásico, con un espléndido Steve McQueen y la antológica escena de la persecución por las calles de San Francisco, por la que merece la pena ver la película.