No añadiré más en cuanto a cosas positivas se han comentado aquí: el brutal carisma de Ramirez, el sabroso pestacillo ochentero, la química entre Ramírez y Connor, la preciosista fotografía... pero deseo añadir mi apunte personal, por sentimental que sea.

Quizás sea una tontería, pero la escena de la esposa de Connor envejecida con un corderito en brazos, aparte de su tono melancólico, me parece una de las más conmovedoras escenas que he visto jamás una película. Podría haber sido cursi tratada de otra forma, pero no me lo parece para nada, me parece la mejor forma de mostrar como el protagonista quizás no sea tan afortunado de ser inmortal al fin y al cabo.

Además, la idea de recordarla encendiendo una vela por ella el día de su cumpleaños (en el caso de un inmortal, para toda la eternidad), me parece extremadamente meláncolica a la par que romántica.

Seré un sentimental, pero por esa escena a mi ya me merece la pena su visionado.

"No me mires Connor..."