Y yo soy un ingenuo por querer ver la misma película una y otra vez, pero cuando no tienes nada mejor que hacer (bueno, eso suena deprimente...) la idea de sentarse a echar unas risas con una película tonta de la Aniston no parece tan mala, pero el caso es que de tan simple, previsible y tonta acaba resultando más patética que otra cosa, especialmente cuando además se le intenta añadir una trama pseudothrillesca que no pega ni con cola.

La química entre los protagonistas es tan inexistente como grande es el afán de diva de la Aniston, verdadera estrella de la película hecha a medida para su lucimiento. Una supina tontería llena de los tópicos de siempre, no por primera ni mucho menos por última vez.