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Voto de José Barriga:
7
Drama En 2001, Billy Beane (Brad Pitt), director general de los Atléticos de Oakland (béisbol), se hizo famoso al conseguir grandes éxitos por medio del método "Moneyball", programa que consiste en construir un equipo competitivo con menos recursos económicos que la mayoría de los equipos de las Grandes Ligas y empleando métodos estadísticos por ordenador para coordinar a los jugadores. (FILMAFFINITY)
30 de octubre de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bennett Miller, luego de dejarme pasmado, encantado y extremadamente satisfecho con su opera prima (Capote, 2005), retoma el mando con una propuesta diferente a su primer avistamiento en el séptimo arte. El director sorprendentemente realiza todo los deberes y aborda con suma madures, sencillez y solvencia, esta genuina propuesta que da unos pasos hacia adelante en pro de cambiar positivamente este género que se cree ya desahuciado. La dirección de Bennett Miller me gusta, aunque quizás no es tan brillante como en Capote, pero si se debe reconocer que el éxito de Moneyball, también radica en el desempeño de su director por llevar a las imágenes el brillante guion de Aaron Sorkin (The Social Network, 2010) y Steven Zaillian, y convertir estas imágenes en un conjunto inquebrantable que no posee hoyos ni asperezas.

Moneyball es el juego de los perdedores. Es la contrapartida a la idea mediática de que solo los fuertes triunfaran. Es la representación de los sacrificios, los sueños, los ideales y los fracasos que mueven y marcan esta pasión. También, Moneyball nos dice suevamente —y en repetidas escenas en la que Billy escucha cantar a su hija— que este deporte es simplemente un show, un divertimento que debe ser consumido como tal. La fuerza de los diálogos de Sorkin (guion remarcable), la valentía en la dirección de Miller, el excelente desempeño técnico (sobretodo el atractivo montaje y la estimable composición musical de Mychael Danna) y las correctas actuaciones (lideradas estupendamente por brad Pitt) hacen de Moneyball un filme triunfante y disfrutable (incluso para los que no simpatizamos con el béisbol) ya que la película va mas allá del deporte, y resume con humor y dramatismo, una potente reflexión sobre la motivación, la pasión, la sinceridad y la auto reflexión que induce a cada individuo hacia el camino del ideal. Sorprendente y entrañable.
José Barriga
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