En los confictos bélicos, como en muchos ostros aspectos de la vida, todo es cuestión de intereses, así unos hombres luchan contra otros hasta llegar al extremo de morir o ser asesinados con el noble objetivo de defender a su patria, a su honor y a los suyos, pero también hay gran cantidad de intereses en juego como los económicos, los estratégicos o los políticos.
De esta manera cuando un regimiento del ejército britanico es apresado por las tropas japonesas en medio de la selva asiática, son obligados a construir un puente sobre el río Kwai para que el ferrocarril pase por ahí, y esto supone un profundo y arriesgado conflicto de intereses, pues primero deben defender los de la corona británica, negándose los oficiales a trabajar como esclavos pues eso iría en contra de su dignidad y de su país, pero luego, cuando se hacen cargo del proyecto, deciden construir una infraestructura de primera para demostrarle a los japoneses la su perioridad técnica de los británicos y su mayor pericia constructiva. Y entonces es cuando chocan los proyectos de los soldados y su oficial, que convierte la obra en un reto personal, con el de la armada británica que quiere impedir que los nipones se salgan con la suya.
David Lean es uno de los mejores directores que ha habido, capaz de regalarnos grandes obras maestras como " Pasaje a la India" o la extraordinaria " Doctor Zhivago", y desde luego lo demuestra en esta cinta (galardonada con los principales premios cinematográficos de 1957), que funde las imágenes de la selva y la confrontación entre los ejércitos, con espectaculares escenas como la de la explosión del desenlace; pero para mi gusto carece de la magia, el encanto y la fuerza que tienen otras de sus películas. No está mal.