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Voto de david panadero moya:
9
Drama El Jaibo es un adolescente que escapa de un correccional y se reúne en el barrio con sus amigos. Unos días después, el Jaibo mata, en presencia de su amigo Pedro, al muchacho que supuestamente tuvo la culpa de que lo enviaran al reformatorio. A partir de entonces, los destinos de Pedro y el Jaibo estarán trágicamente unidos. (FILMAFFINITY)
22 de abril de 2011
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo tiene dos caras, muchas veces opuestas y complementarias entre sí, pues sin una no podría existir la otra. Así el mundo moderno tiene también dos caras, por un lado se encuentran las grandes ciudades donde el consumismo y los avances tecnológicos están a la orden del día, por otro lado están los barrios marginales de esas mismas grandes urbes, donde la gente malvive, y que a veces pasan tan desapercibidos que a penas se sabe que existen. Eso ha ocurrido siempre y con el tiempo las diferencias tienden a agrandarse y a hacerse más abismales, pues, por desgracia, para que haya gente rica tiene que haber otra muriénndose de inanición y en los límites del umbral de la pobreza. Con esta dura reflexión, tan vigente hoy como en los años 50, comienza esta durísima cinta de Buñuel. En ella se siguen las andanzas de un grupo de jóvenes que se dedican a vagar por las calles buscando algo que comer y aplicando la ley del talión con cualquiera que se atreva a perjudicarlos. Viven en un mundo de miseria e incultura en el que muchos valores de la moral están ausentes, y las muestras de calor, afecto y compasión son raras y cai inexistentes. Es esa cruda realidad a la que se han tenido que enfrentar desde la cuna, porque no conocen otra cosa y no les queda más remedio. A algunos de ellos sus familias los ignoran porque los consideran balas perdidas y así tienen una boca menos que alimentar, los amigos muchas veces no son amigos, sino parásitos que se pegan a ti para obtener algún beneficio y luego darte una puñalada por la espalda. La precariedad y la inseguridad son los rasgos dominates en ese submundo tan crudo y pesimista que el director aragonés logra plasmar con marcado verismo y autenticidad. Se trata, a fin de cuentas, de una película que todos deberímos ver al menos una vez, para darnos cuenta de lo duro que puede llegar a ser el mundo, y de la suerte que tenemos de vivir como lo hacemos.
david panadero moya
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