No conocía a este señor (debo ser el único) pero me ha impresionado desde el primer momento. Me he encontrado con una serie inteligente y divertidísima. Quizá su mayor mérito sea que no supone que los espectadores son estúpidos. Los guiones son creíbles, los actores lo hacen bien, menos ella que lo borda, y la dirección y montaje no son los habituales de una serie televisiva, tienen auténtica estructura de película. Acabo de ver el episodio cuarto y me maravilla cómo han sabido hacer un contínuum de dos narraciones con años de diferencia solapadas y a la vez claras y conexas. Montajes así no se ven en una serie. Además pasan cosas de hoy con humor de hoy, no el acostumbrado gracejo carpetovetónico un tanto trasnochado de risa gorda. Y todo en menos de veinte minutos, ese, para mí, es otro gran acierto. No parece española... ¡Ah, bueno, es que es catalana! Reconozcamos que los catalanes en cuestión de televisión nos llevan un pasito por delante.