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Voto de harryhausenn:
7
Drama A través de la lente autobiográfica de Alejandro Jodorowsky, 'Poesía sin fin' narra los años de juventud del artista chileno, durante los cuales se libera a sí mismo de sus pasadas limitaciones y se introduce en el círculo bohemio del Chile artístico de los años 40, donde conoce a Enrique Lihn, Stella Diaz Varin, Nicanor Parra y otros poetas, artistas y escritores. (FILMAFFINITY)
14 de noviembre de 2016
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Poesía sin fin es la continuación de La danza de la realidad, un ambicioso proyecto que el artista multidisciplinar Jodorowsky comenzó hace tres años tras pasarse un cuarto de siglo sin rodar una película. Supone el segundo volumen de una pentalogía que el surrealista director quisiera llegar a terminar. En esta parte, el director nos narra la etapa de su vida desde que dejó la ciudad de Tocopilla con su familia para irse a Santiago hasta su marcha, ya adulto, a París. Todo ello, una vez más, sirviéndose de su propia familia para retratar su pasado.

La maravillosa La danza de la realidad nos brindaba un retrato de una infancia inocente, con momentos ingenuos, como la estrella del uniforme nacional que el propio Alejandro temía que le asfixiase. Pero también de una belleza conmovedora, como el pasaje de la huída del padre, donde el chileno intentaba humanizar su figura de tirano. En Poesía sin fin la familia no es el pilar importante sobre el que gira la obra, sino los artistas con los que Jodorowsky compartió escena en el Santiago de finales de los años 40 y principios de los 50: Nicanor Parra, Enrique Linh, la poetisa Estela, las hermanas Cereceda...

Pero la película no es un simple relato al uso. El narrador, el propio Jodorowsky aparece en escena para influír en los personajes, intercalando sus arrepentimientos presentes con sus acciones pasadas. La película se centra más en desarrollar el ambiente de inspiración y magia en el que se rodeó por entonces su autor que en narrar los propios hechos en sí. Para ello el chileno recurre a sus decorados estrambóticos pero cuidados al detalle, coloristas, y a unas actuaciones cómicas en homenaje al vodevil para aumentar el histrionismo del conjunto. Cómo no, también hace uso de una serie de perfiles de actores improbables para que fluya el relato, como viene siendo recurrente en su filmografía.

Además, el mensaje de ruptura con los convencionalismos que defiende la obra, supone un paso más allá en cuánto a defensa de la vanguardia artística respecto al anterior episodio. Poesía sin fin habla más sobre el acto de creación de la poesía que sobre la vida del director. Muestra la luz del arte ante las sombras del fascismo. Poesía sin fin es un carnaval que defiende la irreverencia, que celebra el atrevimiento y que nos llama a ser valientes para entregarse a la propia poesía, dejando el pasado atrás si es necesario.
harryhausenn
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