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Voto de harryhausenn:
7
Intriga. Comedia. Drama. Thriller Tanto Gi Taek (Song Kang-ho) como su familia están sin trabajo. Cuando su hijo mayor, Gi Woo (Choi Woo-sik), empieza a dar clases particulares en casa de Park (Lee Seon-gyun), las dos familias, que tienen mucho en común pese a pertenecer a dos mundos totalmente distintos, comienzan una interrelación de resultados imprevisibles. (FILMAFFINITY)
30 de julio de 2019
153 de 180 usuarios han encontrado esta crítica útil
A nadie le pilló por sorpresa que, cuando Bong Joon Ho subió a recoger la Palma de oro al escenario mencionase a Claude Chabrol en su discurso. Parasite bebe del misterio y la intriga del maestro francés. Más que la lucha de clases, el tema que trata la película es la infiltración de clases, la invasión, la colonización. Al igual que Isabelle Huppert y Sandrine Bonnaire dominaban a la familia burguesa de La ceremonia. Al igual que Anna Muglalis se adentraba en los lazos de sangre de la clase alta para horror de la matriarca en Gracias por el chocolate. Tanto en Parasite como en las cintas de Chabrol, cada individuo se acerca lentamente a su objetivo, sea la corona del rey o sea eliminar al peón que supone un peligro. La lucha de clases sólo llega a tener lugar antes de la batalla, calculando cada movimiento. Cuando la tensión explota, el instinto de supervivencia aparece, dejando de lado principios y normas.

Una familia que vive en un sótano del suburbio de Seúl ve la oportunidad de su vida: tras hacerse pasar por profesor de inglés, un joven infiltrará a toda su familia en una lujosa mansión, sustituyendo a los empleados uno a uno.

A nadie pilló por sorpresa, tampoco, que Bong Joon Ho volviera a dar una clase magistral de dirección, manejando la cámara y el ritmo como nadie. Pero es que en Parasite logra captar unas acrobacias formidables girando la cámara en interiores. Dentro de la mansión, los actores se esconden en las esquinas, la cámara atraviesa habitaciones y pivotea para enfocar el espacio tras las paredes, revelando al espectador las intenciones de cada personaje. Una coreografía salvaje a ritmo frenético que aumenta la tensión y el miedo a que los infiltrados sean descubiertos. Mención especial merece la estantería de la cocina, iluminada, con la escalera del sótano justo enmedio: un rectángulo de oscuridad del que puede salir cualquier cosa.

La crítica social de una Corea en la que la desigualdad entre clases se dispara parece ser el mantra de sus productos exportados a festivales. Ya el año pasado Burning causó sensación desde un punto de vista distinto, mucho más austero y reposado. Train to Busan hizo hincapié en el tema a través del género de zombis y el propio Bong Joon Ho sorprendió con su adaptación de Snowpiercer cinco años antes, por poner un par de ejemplos. El cine coreano, tanto de autor como el comercial, parece gozar de un compromiso social y político, envidia, o no, he ahí el problema, del resto de industrias internacionales, mucho más comedidas al respecto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
harryhausenn
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