Por supuesto que mucho de la novela de Dickens no puede tener cabida en 120 minutos de película, pero el guión, la ambientación, la orientación de los personajes y sobre todo los actores, que dan el do de pecho, hacen, junto con la habilidad de Cukor, una película excelente, llena de vida y encanto en cada fotograma. Una lección de como hacer cine para todos los públicos sin caer en lo cursi. Quizás el personaje de Uriah Heep para mí adolece de algo más de profundidad, pero en general la película no decepciona en absoluto.
De entre todos los fenomenales actores que trabajaron en film destacaría al incomparable W. C . Fields. Se podría pensar que Dickens le tuvo en mente para crear el personaje de Micawber, y es que el gran comediante y singular personaje parece sacado realmente de la novela, que adoraba y se sentía identificado por quien estaba interpretando, y aunque ahí estén todos sus tics hubiera sido absurdo contar con la presencia de alguien como W. C. Fields y no poder disfrutar una vez más de sus aspavientos, de su singular relación con su sombrero, de su inconfundible forma de expresarse, etc. Todo eso que tantas carcajadas arrancaron y siguen arrancado y que hicieron a Fields no sólo una influencia decisiva en el desarrollo del humor en cine y televisión, es que también resulta que sus películas aguantan el paso del tiempo y hoy día su humor resiste mejor el tipo que muchos de sus contemporáneos y sus seguidores. Alguien que con su sola presencia cambiaba el tono completo de cualquier film.