Atribuir a Nebraska carácter localista, me parece equivocado. Es una película que toma el tema de la vejez, la soledad, el fin de los sueños y los proyectos, la relación con los hijos y familiares, y lo inscribe magníficamente en una historia en particular, tanto como podría inscribirse en millones de historias diferentes sin que variase su contenido.
En cualquier caso, tiene de sobresaliente que mientras que el film se desenvuelve en un clima de desazón y pesimismo, nos reconforta ingeniosa y humanamente con un final esperanzador y afectuoso. Padecemos, sí, a lo largo de la historia, pero arribamos a su conclusión en medio de una sonrisa. Y ello es lo que le da jerarquía artística a esta gran película, la que hace honor al inolvidable dicho de Tolstoi: "pinta tu pueblo y pintarás el mundo".
Para quienes saben apreciar el drama en sus más duras versiones, altamente recomendable. Pasatistas, abstenerse.