No me dormí; de modo que a pesar de su forma narrativa compleja (que puede remontarse hasta "Rayuela", la novela de Julio Cortázar), la película algo debe haber tenido como para mantenerme despierto x tres horas. Creo que ayuda a su tolerancia el atractivo audiovisual (no siempre placentero) y la expectativa por saber cual es su sentido, el que - entre otras cosas, como p.e. los vínculos interpersonales - parece haber sido ejemplificar desde distintas perspectivas las consecuencias de lo que podríamos llamar "el sistema de dominación", estructura social siempre presente en los registros históricos que tenemos de la humanidad. Y sus consecuencias, tanto a nivel individual como colectivo.
Pero su resultado no es bueno; el film resulta más una construcción artesanal (efectista) que una obra artística (efectiva). Y ante tamaña super producción, dicha diferencia es un pecado insoslayable (en este aspecto me hizo recordar a la malograda "Waterworld" de Kevin Costner). Además es una película bastante "tanática" (por más que su final pretenda dejar la sensación contraria) y - si se quiere - pesimista.
En síntesis, tal vez resulte más interesante verla por "lo que podría haber sido... y no fué", que "por lo que es".