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Voto de Javi McClane:
6
Drama Un grupo de homosexuales se reúne en un apartamento de Nueva York para celebrar el cumpleaños de un amigo. Cuando transcurren las horas, después de beber y de subir el volumen de la música, la velada comienza a exponer las fisuras que existen entre su amistad y el dolor auto-infligido que amenaza con hacer trizas su concepto de la solidaridad. (FILMAFFINITY)
30 de septiembre de 2020
6 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cada cierto tiempo, Netflix trae un nuevo estreno a su plataforma, casi siempre rodeado de rostros conocidos, aunque es cierto que en esta ocasión con menos ruido del esperado, quizás porque no es un blockbuster (cuando lo son los anuncian a bombo y platillo) y son conscientes de que no llamará tanto la atención, por lo que, ¿para qué gastar en publicidad? Si es que…

Dicho esto, ahora le ha tocado el turno a Los chicos de la banda, drama sobre un grupo de homosexuales que se reúnen en el cumpleaños de uno de ellos, en un encuentro en el que saldrán verdades a la luz, haciendo especial hincapié en lo difícil que es ser gay (la película sucede en la década de los 60, pero por desgracia sigue siendo un problema).

A pesar de que el temible Ryan Murphy (responsable de series como Glee, American Horror Story o las recientes Hollywood y Ratched, entre otras) estaba detrás de la producción (afortunadamente, sólo de eso), me llamó especial atención su llamativo reparto, con conocidos actores como Jim Parsons (Sheldon Cooper para los amigos), Matt Boomer o Zachary Quinto. Por cierto, como dato curioso, los nueve integrantes del reparto son todos homosexuales.

Habiendo recibido reseñas bastante positivas por parte de los críticos profesionales (aunque sin demasiado entusiasmo, por lo que nadie espere nominación alguna en los próximos Oscars), me he aventurado en su historia sin prejuicios (lo digo por el señor Murphy) ni expectativas de ningún tipo, conformándome con ver un film entretenido y que supiese aprovechar a sus conocidos actores.

Una vez visto, puedo afirmar que esto se cumple, aunque la película quizás deje una impresión algo agridulce, ya que considero que podría haber dado más de sí, quedándose a medio gas en sus intenciones, en un interesante y estimable trabajo, pero que no va más allá, siendo quizás una oportunidad perdida de ofrecer una propuesta más certera, en especial teniendo en cuenta su temática.

Poco se puede decir de la dirección, ya que sucede casi toda la acción entre las cuatro paredes de la casa del personaje de Parsons, pero se nota que está bien rodada, con estilo y clase, siendo un trabajo intimista pero eficiente.

Respecto al guion, estamos ante el remake de una cinta de los 70 y una posterior obra de teatro que los intérpretes de la película que nos ocupa ya protagonizaron. No he visto ninguna de esas producciones, por lo que me centraré en el libreto del film de Netflix. Hay muy buenos diálogos y momentos bastante tensos y logrados, siendo una especie de reunión de amigos con secretos y mentiras donde todo acaba estallando.

No es nada que no se haya visto con anterioridad en infinidad de films, como en la española (y muy recomendable y superior) Perfectos Desconocidos, siendo un juego de la verdad en la que los personajes principales se dicen todo a la cara, mostrando sus verdaderas caras y sus frustraciones. No obstante, conviene matizar que esto no sucede hasta el ecuador de la cinta, costándole arrancar a la película.

Quizás el problema sean sus excesivas (casi) dos horas de duración, ya que a un producto de este tipo le hubiese venido genial durar hora y media, habiéndose logrado, al menos para quien esto escribe, un film más dinámico y expeditivo. Tampoco ayuda que haya nueve personajes, haciendo que la mayoría se queden en tierra de nadie, como el chapero, que aporta más bien poco, o estén directamente desdibujados, como es el caso del personaje de Boomer, que empieza la cinta siendo un alocado deslenguado con problemas para acabar siendo, apenas unos minutos después, uno de los que tiene más sentido común del grupo. Chirría.

Y ojo, que no paran de hablar en prácticamente toda la película, con una verborrea infinita que seguramente acabe con la paciencia de más de un espectador. Para mí no ha supuesto problema alguno, ya que, al contrario que otros soporíferos films independientes, la mayoría de las cosas que se dicen son interesantes, aparte de ver cómo los personajes se lanzan dardos unos a otros. Mención especial a los careos entre los personajes de Parson y Quinto. Geniales.

Lamentablemente, una vez finaliza la película y aparecen los créditos, te quedas con una sensación extraña, como si sus responsables dejasen demasiados frentes abiertos, en un film que ofrece buenas reflexiones pero no acierta a la hora de abordarlas, quedándose el resultado final a medio gas.

Por último, pero no menos importante, ya que seguramente sea el mejor apartado del film, tenemos al brillante reparto, donde todos dan la talla y ofrecen grandes actuaciones, en especial los más populares, como un enigmático (y viperino) Zachary Quinto, un emotivo Matt Boomer (a pesar de que su personaje no está bien perfilado) o un sorprendente Jim Parsons (que podría decirse que es el gran protagonista de la función), este último repitiendo los tics de su Sheldon (se nota que ése es y siempre será su personaje estrella), aunque ofreciendo algunos (dramáticos) matices nunca vistos en él, interpretando un personaje complejo y con muchos matices, saliendo airoso de la difícil papeleta.

En conclusión, estamos ante una correcta e interesante propuesta, pero que no aprovecha todo su potencial, siendo un drama que quizás olvidaremos antes de lo deseado, siendo uno más cuando podría haber pasado al olimpo de las películas con temática LGTBI. No obstante, sólo por su reparto ya merece la pena. Conforme.

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Javi McClane
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