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Voto de Javi McClane:
4
Comedia Akeem vuelve a América cuando descubre que tiene un hijo que llevaba buscando mucho tiempo, para así lograr que se convierta en el rey de Zamunda.
6 de marzo de 2021
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1988 se estrenó El príncipe de Zamunda (Coming to America), un clásico de la comedia y una de las películas más recordadas del cómico Eddie Murphy. Si bien es cierto que la cinta no era ninguna maravilla, sí ofrecía una simpática aventura, cargada de humor y buenas intenciones, siendo un clásico instantáneo y representativo de una de las mejores décadas. Mucho ha llovido desde entonces (más de treinta años, casi nada), pero después de años de rumores, por fin se han decidido a estrenar una tardía secuela (algo me dice que en respuesta al éxito de Black Panther), eso sí, directamente en Amazon Prime y sin su correspondiente paso por las salas de cine. Obviamente esto es debido a la pandemia actual, pero tampoco se puede mirar a otro lado y negar que es el desolador futuro del cine.

Yo tenía bastantes esperanzas en la película, en especial después de su fabuloso teaser tráiler, con la promesa de traernos de vuelta a (casi) todos las estupendos personajes de la primera parte. Una vez estrenada, cabe destacar que la crítica no ha quedado nada satisfecha (algo bastante extraño, teniendo en cuenta los tiempos que corren…), y algo me dice que el público tampoco lo estará, ya que estamos ante una secuela decididamente inferior, aunque se esfuerce en ofrecer una nueva historia a la altura, jugando con el factor nostalgia en no pocas ocasiones (tira mucho el cariño si se es fan de la original).

Y dicho todo esto, toca ponerse en faena con esta segunda entrega, en la que el príncipe Akeem se convierte en rey y debe ir en busca de un heredero varón, concretamente su hijo bastardo, antes de que sea demasiado tarde. La dirección (del mismo responsable de la recomendable Yo soy Dolemite, también con Murphy y Snipes) cumple, pero se nota que con el paso de los años todo está mas estilizado y luce diferente, perdiéndose por el camino la magia de los 80. Ya no es lo mismo, y eso se nota, no ayudando que gran parte de la acción suceda en Zamunda en vez de en los Estados Unidos del título (al menos en la versión original).

En cuanto al guion, es bastante predecible (todos sabemos cómo acabará todo desde el minuto uno) y perezoso, ya que no deja de ser un remake de la primera entrega, aunque con ligeros cambios y un exceso de personajes nuevos. Pero lo que hace que esta secuela esté muy por debajo de la original, es el hecho de que Eddie Murphy y Arsenio Hall salgan menos de lo esperado, por mucho que los engañosos tráilers insinuasen otra cosa, dando casi todo el protagonismo a Jermaine Fowler, el cual interpreta al hijo.

Y es que hay demasiados personajes nuevos en la cinta, relegando prácticamente por completo a los originales, dejando un sentimiento agridulce, ya que la secuela comienza muy bien con unos geniales guiños a la original, pero enseguida se convierte en otra cosa que poco o nada tiene que ver con la primera parte (a pesar de copiar la base argumental). No me parece mal que esta segunda parte intente seguir su propio camino (el mensaje feminista), pero creo que se dejan muchas risas por el camino, aparte de faltarle el alma de la original, mucho más redonda y acertada en todos los aspectos.

Cuando me topo con una secuela tardía, me suelo preguntar por qué han tardado tanto y si los resultados son los esperados, entre otras cosas porque hablamos de tres décadas para hacer las cosas bien. Si vemos el resultado final de esta segunda entrega, observamos que no cumple las expectativas, a pesar de tener algunos elementos positivos. Es una lástima, porque la película empieza muy bien y tiene un buen final, pero el nudo se le atraganta a sus responsables, al no saber muy bien qué hacer con sus personajes (el de Snipes merecía muchos más minutos).

En cuanto al reparto, Murphy y Hall lo vuelven a dar todo, desplegando sus dotes camaleónicas en infinidad de personajes, al igual que en la primera parte. No obstante, como ya he indicado, son secundarios de lujo en la que debería haber sido su película, siendo bastante sangrante que se desaproveche a dos genios de la comedia de tal envergadura. Los secundarios cumplen, ya sean los icónicos (ojo a la breve presencia del mítico James Earl Jones) o los nuevos, los cuales se nota que quieren hacerse un hueco en la historia, aunque quizás sus personajes no estén a la altura. Destacar por último a un hilarante Wesley Snipes, pasándoselo en grande y desplegando sus dotes para la comedia (por favor, más papeles para él en este género). Espero que Hollywood tome buena nota, porque es bochornoso que intérpretes de la categoría de Murphy y Snipes hayan quedado relegados a un segundo plano durante tantos años, cuando es obvio que todavía tienen mucho qué decir.

En conclusión, nadie esperaba que esta secuela superase a la original, por mucho que sus responsables hayan tenido treinta años para ello, pero sin lugar a dudas queda la sensación de que las cosas podrían haberse hecho mucho mejor, en lo que es un quiero y no puedo que no sabe si homenajear (por no decir calcar) a la original o tomar su propio rumbo, siendo una segunda entrega tan simpática como fallida. A pesar de ello, es una alegría recuperar a los personajes originales, y sólo por eso ya merece la pena la experiencia, aunque seguramente estemos ante una secuela que todos habremos olvidado más pronto que tarde, cuando la original seguirá estando en el recuerdo como la gran comedia que es. Y es que los tiempos cambian… Una pena, porque Murphy y compañía merecían más después de tanto tiempo.

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Javi McClane
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