Llega a Netflix este thriller español protagonizado por el siempre fascinante Javier Gutiérrez y por Mario Casas, y dirigido por los hermanos Pastor. Los mismos nos trajeron hace un tiempo la eficaz y recomendable Los últimos días, demostrando que eso de estar tras las cámaras no se les da nada mal.

Pues bien, atraído por los elementos expuestos, me he embarcado en esta historia de obsesiones esperando, como mínimo, pasar un rato entretenido. Lamentablemente, ni eso he obtenido, ya que nos encontramos ante un thriller del montón, con nula originalidad y que ya hemos visto en innumerables ocasiones. ¿Por qué seguir insistiendo con lo mismo de siempre? Un misterio, pero es mejor que explique que ha fallado en esta exclusiva de la popular plataforma.

Nada que objetar en la labor de dirección de los hermanos, ya que todo luce estupendamente y se transmite a la perfección la realidad de los dos mundos que se exponen durante el film, habiendo un par de instantes bien orquestados. No obstante, la película tarda demasiado en arrancar, siendo bastante soporífera en no pocos momentos, aunque entiendo que la intención de sus responsables es cocinarlo todo a fuego lento, pero los resultados no son los esperados, a pesar de su eficaz desenlace.

La otra cara de la moneda es el guion, también responsabilidad de los mismos hermanos. Cierto es que hay un par de ideas interesantes, pero fuera de eso la cinta discurre por los mismos derroteros de siempre, brillando la originalidad de la propuesta por su ausencia. Se nota que los guionistas han querido jugar al "Mientras Duermes", orquestando un Parásitos de Low Cost que acaba siendo un telefilm de sobremesa que todos habremos olvidado más pronto que tarde. Tampoco es especialmente memorable el tratamiento de los personajes, ya que la evolución del protagonista es inexplicable y forzada, siento todo muy precipitado. Y tampoco es que los personajes secundarios aporten mucho, la verdad.

Respecto al reparto destaca un inmenso Javier Gutiérrez que da igual lo que le des que siempre te va a ofrecer una espectacular interpretación, demostrando una vez más que es uno de los mejores actores de este país, pero de lejos. Mario Casas cumple con el insípido personaje que le ha tocado interpretar, y lo mismo se puede decir del resto del elenco.

En conclusión, estamos ante una olvidable película, que puede que llame la atención al principio, pero que todos habremos olvidado en breves, siendo un film fallido, algo pretencioso y, sobre todo, un desperdicio de talento. Nada la distancia (quizás actuación principal y dirección) de una tv-movie de esas que te encuentras cambiando de canal. Prescindible.

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