Antes de entrar en materia, me gustaría hacer un breve repaso de las películas de Sam Raimi, ya que son la base de esta serie. Por un lado, tenemos el clásico “Posesión Infernal (Evil Dead)” del año 1981, la cual (y aquí seguro que recibo palos) siempre me ha parecido una chorrada descomunal (en el mal sentido) y encima mediocre (aunque soy consciente de las limitaciones del equipo durante el rodaje). Una mala película, sin más.

No obstante, la cosa cambia con su secuela (aunque casi que debería tratarse como “remake” ya que son muy parecidas), “Terroríficamente muertos (Evil Dead)” del año 1987, y que, por causas del destino, si me parece que combina el humor y el terror de forma muy superior a la original. No es un gran película, pero jamás la tildaría de mediocre. Se deja ver.

Luego llegó “El ejército de las tinieblas (Army of Darkness)” en el año 1992, y hubo un cambio, importante, de género, haciendo la película, más, una aventura épica y de humor, que no una película de terror como las anteriores. Para un servidor, esta si es una gran película, y, de lejos, la mejor de la trilogía.

Voy a comentar (brevemente) el remake del año 2013 (del que no se sabe nada de secuela, cuando fue un notable éxito), y solo diré que me parece muy superior a la original (y encima renuncia al humor, y abraza el terror sin miramientos), y que es estupenda.

Pues bien, cuando parecía que jamás se sabría nada más de esta saga, Sam Raimi y su hermano (entre otros), se sacaron de la manga un regreso de la mejor forma posible: con una serie. Como ya he dejado claro, tenía sentimientos encontrados, ya que, de las tres películas, una no me gustó, la otra se deja ver y la otra si me parece muy disfrutable. Es decir, no era fan de la saga, precisamente.

No obstante, tenía mucha curiosidad por ver esta serie, así que me animé (sobre todo por sus estupendos tráilers) y la sorpresa fue mayúscula. Jamás había visto una serie tan divertida, que juntase, con maestría, el terror y el humor, y encima, con unas dosis de gore que supera, con creces, a las de series como “Juego de Tronos”. Y es que señores, estamos, seguramente, ante la serie más bestia de toda la historia (en imagen real, porque hay cada anime…).

La dirección de todos los capítulos es espectacular (ya la querrían para sí muchas cintas de terror que se estrenan en cines), los guiones son desternillantes y tienen muy buenos momentos, y los efectos especiales y de maquillaje están muy por encima de la media, sobre todo para un serie de estas características.

Pero si hay algo que hace que la serie sea lo que es, es por un único culpable: Bruce Campbell. Ha nacido para ser Ash Williams, ni más ni menos. Hace el personaje suyo desde el minuto uno, y le dota de un humor increíble, haciendo que enseguida (a pesar de los irresponsable y despreocupado que es) le cojas cariño y le veas como el héroe (improbable y obligado, eso sí) que es.

La verdad es que da bastante rabia que un actor con esta vis cómica no tenga más oportunidades en el cine y la televisión, y solo le llamen cuando quieren rescatar algo de esta saga, ya que merece otra serie para él solo. Carismático y “cool” como él solo.

Pero el resto del reparto no se queda atrás, ya que tenemos a Ray Santiago, el cual interpreta a su fiel escudero Pablo. Para mí, la otra gran sorpresa de la serie, ya que es un personaje entrañable y muy divertido, y dan ganas de ver más de él. Por otro lado, tenemos a Dana DeLorenzo interpretando a Kelly, de una forma más que correcta, aunque reconozco que me costó abrazar al personaje. Por último, destacar Lucy Lawless como la gran villana de la función, aunque sus cambios de personalidad durante las tres temporadas han sido bastante inexplicables. El resto del reparto correcto.

Una vez he comentado los aspectos de la serie en general, voy a proceder a repasar las temporadas. Por un lado, la primera temporada es la sorpresa, y por ello parte con ventaja, ya que supuso un soplo de aire fresco, con la combinación de elementos que ya he comentado, y es imposible resistirse a su humor “cartoon” y sus alocados momentos, ya que jamás se ha visto nada igual en la pequeña pantalla. Una primera temporada redonda.

Respecto a la segunda, lamentablemente, tarda un poco en arrancar en los primeros capítulos, y meten una subtrama que ni mencionan en la tercera temporada. No obstante, se mantiene el nivel de humor y terror macabro, y esta a al altura de las circunstancias. El nuevo villano, no obstante, no me convenció del todo.

Y por último, nos ha llegado este año 2018 la tercera y última temporada, la cual si ha tenido un buen arranque, y donde todo se ha vuelto mucho más épico, lo cual es genial, pero que, desgraciadamente, eso ha hecho que en la mayoría de capítulos (sobre todo los últimos) se renuncie al humor y el gamberrismo que destacaban en las anteriores entregas.

Lamentablemente, la cadena vio las bajas audiencias, que fueron bajando de forma alarmante capítulo tras capítulo (lo cual es incomprensible para mí, ya que el nivel de calidad era el mismo), y decidieron cortar por lo sano, cancelando la serie. ¿Cuál ha sido el problema? Sencillo, que la serie acaba con un final abierto, ya que iban a seguir con una cuarta temporada. Lo confirmo: odio que las series terminan con un final abierto. Siempre tienes que tener un as en la manga, y estar preparado para todo, y en este caso, se tendrían que haber temido la cancelación. No obstante, el final no esta mal, y mira, como cierre tiene un pase.

En conclusión, nos encontramos ante una serie única en su especie, que os recomiendo desde ya, os gusten o no las películas de Raimi, y, eso sí, con el aviso de que jamás vais a ver más vísceras y sangre que aquí. Una serie irrepetible. Espero que este no sea el final del incorregible y carismático Ash Williams, y, en un futuro no muy lejano, tengamos una cuarta temporada o una nueva secuela.
Nunca se sabe.

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