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Argentina Argentina · Hija no reconocida de Madonna
Voto de Ketty Analfer D:
7
Comedia Basada en hechos reales, cuenta la historia de Henri Verdoux, un hombre de doble vida. Por un lado es un respetable hombre casado padre de un hijo, pero por otro es un seductor que, bajo otra identidad, se dedica a casarse con viudas ricas a las que posteriormente asesina para quedarse con su fortuna. (FILMAFFINITY)
19 de marzo de 2013
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sobre un muy buen argumento de Welles, Chaplin talla un guión inteligente que va dando los detalles necesarios de a poco, para que a su paso vayamos descubriendo las formas y las técnicas que utiliza este peculiar criminal llamado Verdoux.

Verdoux, justamente, no es más que un mero eufemismo, sinónimo o simple sustituyente de la palabra Charlot. Ese personaje tan peculiar creado por Chaplin para contar una y cada de una de sus historias, y del cual le fue casi imposible deshacerse, incluso después de que entró en vigencia el cine sonoro. En este caso, el particular álter ego de Chaplin, es un tipo de gran labia, capaz de conquistar veteranas solteras para luego asesinarlas y quedárseles con su fortuna, pero como todo cuento de Chaplin el tipo lo hace por una "buena causa".

El gran inconveniente e interrogante que tiene Chaplin en esta película es que no sabe si decantarse por el humor cínico y puramente negro, del cual podría sacarle jugo a los diálogos; o si quedarse en su característico slapstick (la exagerada caída de la ventana al principio del film, o la forma en que cuenta el dinero) proveniente de su mejor cien mudo.

No obstante, la película tiene buenos gags. Los mejores momentos para mi gusto son los que comparte con Martha Raye, una humorista muy talentosa, cuyo personaje de Annabella se me hizo una mezcla de la Janice de "F.R.I.E.N.D.S." (la que dice "Oh, my God") y Sofía Vergara. La mejor secuencia es también en la que mejor logra mezclar el humor satírico de los diálogos con la mímica y el slapstick, me refiero a la escena de la canoa. La música, compuesta por el propio Chaplin, es una gran aliada de estos gags, y es la encargada de dar a entender todo lo que la cámara se niega a mostrar.

Pero tanta bondad de Chaplin a mí me sobrepasa. De costado intenta colocar su característica crítica social, que aquí se siente un poco forzada, tiene varios monólogos metidos con calzador, el más evidente es el último donde cuestiona el sin sentido de la guerra. Además le sobra completamente el personaje de la expresidiaria, que está colocado para reivindicar la bondad de Verdoux, y de la sociedad en general.

La resolución es un poco apresurada, pasan los años de un momento para otro, y no se brindan más que los detalles justitos sobre la vida de Verdoux. Una forma muy limitada de cerrar la función.

Lo mejor: los gags siempre efectivos de Chaplin, aderezados con un buen humor negro.
Lo peor: a Chaplin le cuesta mucho dejar de lado a Charlot y a su estilo de cine mudo, y por tanto no le saca todo el partido que podría a los diálogos.
Ketty Analfer D
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