Una propuesta relativamente mediocre, y esto no tiene nada que ver ni con su aspecto técnico, ni con su punto panfletero que más allá o más acá lo posee. Si bien ya estábamos lejos de la Segunda Guerra Mundial y el episodio de películas bélicas comandadas por el Tío Sam había terminado, siempre quedaron cenizas que como el ave Fénix resurgieron y esta es una de ellas.

"Colosos del mar" -título latinoamericano- es un film que propone a una tripulación de soldados a bordo de un submarino que se transformará en el centro de un acto heroico, y diría yo caprichoso, por parte del jefe de la manada, interpretado correctamente por un veterano Gable.
Wise y Gay cuidan mucho los diálogos y los entresijos técnicos que obviamente le aportan credibilidad a la historia pero que por otra parte la hacen más fría y distante; y si tenemos en cuenta que el dibujo de los personajes es más bien plano y estereotipado, nos queda un cuento sin alma, sin mucha sangre, y por tanto con muy poca emoción que transmitir al respetable.

Además todo se halla al servicio de una historia bastante predecible y de poco interés cuya única gracia hubiera sido ver las relaciones entre los diversos personajes (aquí reducidas a lo mínimo y a un intento flojo de motín que queda lejos del de otras producciones como "El motín del Caine", Edward Dmytryk, 1954), o la fuerza conjunta de un grupo de pirados comandados por el más pirado de todos (pero tampoco consigue transmitir la emoción de, por ejemplo, "Corazón de héroes", Ridley Scott, 1996).

Yo debo decir que me aburrí bastante, en muchas ocasiones no sabía si lo que pasaba era "bueno" o "malo", es decir, si habían dado en el blanco o no. Porque otro defecto que posee es que, a diferencia de producciones como las series de TV "CSI" (comparación que hago sólo en este aspecto), los diálogos son muy cerrados y casi que exclusivamente para entendidos, no hay ningún personaje que explicite de forma simulada lo que ocurre. Así en varias ocasiones me quedé con cara de pasmo sin entender muy bien quién ganaba y quién perdía.

Lo más destacable son las actuaciones, correctas en general, tampoco nada del otro mundo. Gable cumple en el rol del veterano incapaz de resignarse, y Lancaster por su parte es el "joven" correcto que aporta la cordura al grupo.