Una de las mejores de Allen en todos los aspectos. Una nueva revisión de este cineasta por los temas que más le preocupan como las relaciones de las personas, desde la amistad al amor, enmarcadas en el barrio del terror: Manhattan. La teoría de Allen de alguna manera sugiere que estas personas actúan así porque viven en Manhattan, da la sensación de que si no vivieran en este lugar no se atreverían a ser adúlteros. Tal y como lo cantaba La Oreja de Van Gogh en la canción homónima.

Una historia que como suele suceder en el cine del genio neoyorquino se enreda de varias maneras y termina en un final incontestablemente bello, donde nuevamente nuestro protagonista pasa por todo tipo de prejuicios e inseguridades para terminan frente a lo que siempre tuvo delante de sus ojos.

El guión es impecable, tiene un récord de tres chistes por minuto y un abanico interesante de gags. Hay frases que pasan tan rápido que ni tiempo a reírte te dan: "Tuve un orgasmo pero mi doctor me dijo que era de la clase equivocada"; y frases para coleccionar: "Lo que vale la pena apreciar no puede entenderse con la mente, tiene que entrar por otro orificio". Y dentro de los gags rescatar ese homenaje al humor de Chaplin y los Marx en la escena con el niño viendo la vidriera. También la BSO tiene algo de homenaje al cine romántico de directores como Wilder.

El reparto nuevamente deslumbra. Keaton vuelve a ser una Annie Hall con otro nombre que le dará unos quebraderos de cabeza al neurótico protagonista al tiempo que caerá rendido a sus pies. Hemingway no es una actriz que me parezca muy dotada y de hecho su nominación al Oscar me resulta exagerada porque permanece con cara de póker casi todo el metraje, pero hay una escena -y es la única- en que lo borda, ese momento en el bar donde se le cae una lágrima. Chispeante Streep como la ex lesbiana, dominante, cortante y sencillamente espectacular. Allen está en su salsa y Murphy no hace muchos méritos pero no desentona,

El crimen más grande cometido ese año cometido por los Oscars no es haber premiado a "Kramer vs. Kramer" (Robert Benton, 1979) sobre "Apocalypse now" (Francis Ford Coppola, 1979), sino haberse "olvidado" de nominar -siquiera- la fotografía de "Manhattan". De una belleza insuperable, probablemente la mejor de toda la filmografía de Allen y probablemente la que mejor rescata a esa New York tanto de día como de noche. Un uso del contraste que te deja boquiabierto y que alcanza su máximo exponente en las escenas del planetario.

Lo mejor: además de la fotografía, el sentido del humor de Allen que sin dejar de ser melancólico logra mostrar su dolor al tiempo que hace chistes.
Lo peor: algunas actuaciones no están a la altura del guión.