Para los amantes del teatro será una experiencia superior que para el resto ver como su expresión artística favorita perdía fanáticos ante la llegada del preciado séptimo arte. Los actores de teatro veían como el cine les quitaba el pan, pero sobre todo, como no era lo mismo actuar en vivo que delante de una cámara, tremenda la escena en la que Fernán Gómez es expulsado del set.

Es divertida, y como comedia funciona muy bien. Aunque entiendo que la exageración del humor homenajee al histrionismo del teatro tampoco eran necesarias algunas escenas considerablemente pasadas de rosca como la de "porque tengo la pistola" donde Diego se cree un Corleone y amenaza a una pareja para que se "prostituyan". A diferencia del humor español de los '60, este sí me hace mucha más gracia: "he escuchado la voz de la sangre".

Y aunque en líneas generales el film se presente como comedia en el fondo no deja de ser un drama con una nostalgia muy grande, y el final te deja hecho polvo. Lo bueno del montaje es que no utiliza el flashback para manipular desde el arranque al espectador sino que se guarda el golpe emotivo para el final. Final que por alguna razón me recordó a "El gran pez" (Tim Burton, 2003), obviamente debería ser al revés pero he visto primero la de Burton.

Las actuaciones son más que cumplidoras, incluso se nota que muchos de ellos fueron actores de teatro.

Lo mejor: su halo de nostalgia hacia una expresión artística que parecía acabada.
Lo peor: los "exabruptos" en su sentido del humor.