Como siempre, intenta hacer ver a sus compatriotas lo que a los extranjeros nos parece una obviedad pero que ellos velan celosamente. Y, como siempre, recibe multitud de apoyos de su mundo, el del cine, que le permiten firmar un tremendo reparto.

A la cabeza quedan Costner, con su aflorada versión de Elliott Ness, y sobretodo Oldman, que resulta el personaje más emblemático del film, y el intérprete con más atractivo argumental.
Los siguen Pesci y Lee Jones, dos secundarios curiosos, que intentan dar juego a la trama, generar un giro en el guión, con mayor o menor éxito.
Y, tras estos, destacan cameos de gente curriculum como Kevin Bacon, Donald Sutherland, Jack Lemmon o Walter Matthau.

Como siempre, también, Stone se excede algo en su imaginación si pretende tratar la cinta como documento histórico (ver "W"). No es que el fondo sea erróneo, ya que probablemente sucedió algo parecido, es que hay escenas en las que te puedes meter en fregados innecesarios (y esto puede parecer que tienes menos razón de la que en realidad tienes).