No he leído la novela que adapta la película, pero no oigo más que alabanzas y elogios para esta primera parte de una serie de libros que se ha quedado en trilogía debido a la prematura muerte de su autor, el sueco Stieg Larsson. Una serie de novelas que han alcanzado la etiqueta de best-seller en pocas semanas, convertidas ahora en todo un fenómeno mediático que se adivina superior en calidad a crepúsculos varios. Como no he leído la novela, sólo puedo juzgar la película, que sí ha despertado en mí la curiosidad de adentrarme en esta Suecia oscura y sucia, repleta de personajes bipolares y atormentados.

Aún con esto la cinta resulta pesada y larga en exceso. La historia tiene atractivo e interés en un comienzo, que se deshacen a medida que transcurren los minutos en esta densa mezcla de thriller y drama. Y los actores no están mal, tienen carisma, se entrevee una historia con trasfondo y tratamiento de asuntos serios y graves, pero el director no consigue imprimir personalidad a un relato que queda finalmente plano y vacío de la supuesta crítica del original.

"El libro es mejor" suele ser el comentario que acompaña al estreno de esperadas adaptaciones literarias, y aquí parece ser que se cumple. No concibo que la novela de la que tan bien se habla en todo el mundo se reduzca a este "Millenium" cinematográfico. Habrá que recurrir, como en la mayoría de casos, a la fuente.