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España España · mADRID
Voto de RARRA:
5
Thriller. Intriga. Drama Irán, año 1979. Cuando la embajada de los Estados Unidos en Teherán es ocupada por seguidores del Ayatolá Jomeini para pedir la extradición del Sha de Persia, la CIA y el gobierno canadiense organizaron una operación para rescatar a seis diplomáticos estadounidenses que se habían refugiado en la casa del embajador de Canadá. Con este fin se recurrió a un experto en rescatar rehenes y se preparó el escenario para el rodaje de una ... [+]
7 de marzo de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No puede sino crear estupor el comprobar que esta película ha sido considerada por la Academia de Hollywood como la mejor de todo un año 2012. Hay no uno, sino muchos aspectos que lógicamente impedirían ese premio.

Se trata de una película que tiene, de entrada, una difícil catalogación. Pretende basare en un hecho histórico pero marginal, porque el asalto a la embajada y la instauración del régimen de Jomeini son practicante obviados para fijarse únicamente en la situación de seis funcionarios que se refugiaron en la embajada canadiense. Que, en definitiva, logran escapar de Irán con los pasaportes falsos que esta embajada les proporciona y el acompañamiento de un miembro de la CIA y la simulación de un rodaje. Simplemente.

Se ha discutido si pueden ser identificados los géneros del thriller y del suspense. Realmente, lo primero se refiere a las ideas de estremecer, emocionar, asustar. El suspense parece que es otra cosa, que requiere menor acción y es más psicológico, buscando más un sentimiento de angustia y de ansiedad. “Argo” parece que tiene poco de thriller y sí mucho de suspense, aunque únicamente exista en el largo episodio de chequeo y paso de controles policiacos en el aeropuerto, en el que se repiten las malas caras de los controladores, las comprobaciones que no llegan a nada y las que llegan justamente tarde, o las torpezas de los que escapan.

La película es cansada en el sentido de que abusa de los planos cortos, los elementos desenfocados, los primerísimos planos, la cámara volandera. Trata de tener ritmo sacando oficinas en que todos están de pies y andando apresurados, o reuniones donde todos hablas a la vez, hablan deprisa y se quitan la palabra. O sea, todo “nerviosito” para dar sensación de agilidad. Algo que ya muchas películas, demasiadas quizá, nos han ofrecido.

Peor parece la parte personal. El actor-director Ben Affleck pone la misma cara de palo esté tomando un café, jugándose la vida o hablando sea de lo que sea. Estólido en grado sumo. De los demás actores quizá se salva Alan Arkin. Pero es que esta crítica a los actores se corresponde con la nula personalidad de los personajes. Los de California, por exceso de histrionismo: los de Teherán, por resultar absolutamente planos. Lo refleja esta frase de uno de los que van a huir: “Nunca he estado tan nervioso desde nuestra boda”.

Si vulgar es el término aplicable a lo que es muy normal o que no tiene nada de original, “Argo” es una película absolutamente vulgar que, incomprensiblemente, ha recibido el Oscar a la mejor película de 2012. Bueno, incomprensiblemente no, porque son imaginables las razones. Injustificadamente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
RARRA
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