Hay que partir de que se trata de una película de escasas pretensiones y que no duda en recorrer un camino trillado. Si nos atenemos a eso, la película cumple con tan reducido objetivo. El desarrollo del tema mantiene la atención, pero eso es lógico en este tipo de películas siempre que no caigan en el total ridículo. Lo único que queda es ver la forma en que se plantea el previsible final.
Dos objeciones que hacer: la primera es esa inconsistencia de los guiones que hacen que los protagonistas, los buenos y los malos, se comporten estúpidamente y cometan un error tras otro. La segunda es el innecesario recurso al gore, esa peculiar modalidad del cine que parece inconcebible más allá de sentimientos sádicos o masoquistas.
Dejando a un lado ese tono mediocre de la película, hay que afirmar como compensación que técnicamente la imagen y los sonidos están correctamente tratados y evidencian oficio, ya que no genio.