Haz click aquí para copiar la URL
España España · mADRID
Voto de RARRA:
8
Terror. Intriga En un caserón inglés se reúne un grupo de personas que empiezan a contar historias de misterio: la de un conductor de autobús que parece anunciar la muerte, la de un fantasma infantil que mora en una mansión, la de dos amigos enfrentados por una mujer incluso después de la muerte, la de un espejo maldito, la de un muñeco de ventrílocuo que controla a su propietario. (FILMAFFINITY)
26 de febrero de 2013
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Al morir la noche” (Death of night) es un película de la Ealing que utiliza el esquema de pequeños episodios dirigidos por distintos directores. Ese esquema, sin duda, tiene el inconveniente de ofrecer en ocasiones una cierta desigualdad entre la calidad de sus partes, incluso del estilo de esas partes. En todo caso, esta películas tienen un tema común que imponen a sus episodios y que, en este caso, es el de los fantasmas o, más generalmente, de las presencias extrañas. Se trata de un tema especialmente caro para los británicos; sus fantasmas tiene una calidad no equiparable a los de otros de distinta procedencia.
En los momentos actuales, muchas películas tratan de recrear ambientes los años cuarenta, por ejemplo, pero eso jamás podrá lograr una autenticidad como la que respira la película rodada precisamente en esos años como actual. Aunque quizá no es lo que pasa en esta película que parece apuntar a un periodo anterior, como puede ser el de los años treinta.
“Al morir la noche” tiene una indudable originalidad en su concepción global. Sorprende inicialmente la actitud extraña del recién llegado a una reunión en una vivienda campestre, Pronto quedará explicado y la película quedará situada en una órbita que ya no abandonará y que dará finalmente un giro final que es lo más brillante de la película al que, por su mayor extensión, se relega al spoiler.
Volviendo al aspecto del desequilibrio de los episodios, es evidente, que uno de ellos, el de los golfistas, desentona gravemente del nivel creado por los anteriores. En general los episodios saben crear inteligentemente inquietud, sin llegar a crear terror y, ni siquiera, temor. Un segundo mérito es que, en general, tienen una conclusión rápida que deja un pequeño margen de interpretación al espectador, cosa que siempre se agradece.
Esto permite referirse al hecho que desde entonces, 1945, a nuestros días aquí algo ha cambiado en el cine y es el propio espectador. El espectador actual es mucho más sagaz y perceptivo, en el sentido simple de que no requiere que se le expliquen muchas cosas de manera explícita para entender lo que se le quiere decir. Ese predominio de lo implícito sobre lo explícito, lo sugerido frente a lo explicado, se produce en todos los terrenos con excepción, curiosamente del sexual.
Esto mismo puede aplicarse al sonido aportado por Georges Auric. Una banda sonora extraordinaria pero que tiene aspectos propios de la música clásica que pudiéramos llamar tradicional, lejana de la música que acompaña actualmente a las películas que en tantas ocasiones se identifica más con el sonido (no precisamente el ruido) que con la música.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
RARRA
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow