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España España · Córdoba
Voto de poverello:
5
Western. Aventuras Tras su huida de los Estados Unidos, el legendario forajido Butch Cassidy y su amigo Sundance Kid murieron en Bolivia en 1908, en un tiroteo. Esto es lo que dice la versión oficial. Esta otra leyenda, en cambio, nos dice que Cassidy sobrevivió y que, después de vivir escondido durante veinte años, lo que deseaba era volver a su país. Sin embargo, cuando conoce a un joven ingeniero español que acaba de robar una mina que pertenece al ... [+]
5 de octubre de 2011
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se me antoja pensar que en los westerns clásicos de Mann, Ford, Hawks... nunca se recargaba un arma a menos que fuera estrictamente necesario por exigencias del guión; apenas aparecía una gota de sangre y no se veía a ningún cowboy con el culo dolorido tras infinitas cabalgadas. Y flipaba a media tarde con Wayne o Stweart, y desde entonces disfruto como un enano cada vez que algún director se atreve a reinventar algo esperando encontrar lo perdido antaño y sufro como cinéfilo tras comprobar los resultados.
Con esto quiero decir ¡qué pena!, pues, para mi pesar, he de decir que es meridianamente apropiado el título: Sin Destino, porque en gran parte del metraje del film no sé ni hacia dónde va. Mi resumen es rápido: Ford ya mimetizo el paisaje como parte intrínseca de la historia desde La diligencia; Mann psicoanalizó al vaquero y al cazarecompensas y les otorgó alma triste, pero inmortal (Colorado Jim puede el paradigma); Hawks consolidó al antihéroe y creo el diseño de personajes en los que, por fin, ninguno es "bueno" (Río Bravo, por ejemplo)... Y sobre Oeste crepuscular, con un simple visionado a Pasión de los Fuertes, todo el nutrido tenderete de dejà vù que deja Blackthorn, se desmorona estrepitosamente, porque Mateo Gil no es que no invente nada, que reconozco que es difícil, pero he de confesar que no hay ni una sola secuencia que permanezca en mi retina después de hora y tres cuartos. ¡Qué más me da que se recargue un arma, que salga sangre o que le duela el culo al cowboy si todo es predecible y no siento emoción!
- El western crepuscular, el antihéroe, el psicoanálisis... lo reinventó Eastwood con Sin Perdón, y respecto a la interacción del paisaje con los protagonistas casi me quedo con la inadvertida Open Range, que vi hace muuuuchos años e inolvidable me sigue pareciendo el duelo final (no podré decir lo mismo de la que nos ocupa), e incluso la extraña Seraphin Falls.
Y después de esta especie de maltrato, ¿por qué un 5 y no un 4 o un 3? Porque Sam Sephard lo borda en una historia no del todo creíble e incluso innecesaria, y porque al final, sí me queda el regusto amargo, en tonos sepia, de un valeroso intento de revitalizar lo casi muerto.
poverello
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