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España España · Córdoba
Voto de poverello:
8
Documental Tras recurrir judicialmente una sentencia que lo condenaba a seis años de cárcel y veinte de inhabilitación, el director iraní Jafar Panahi tuvo que esperar meses hasta que se hizo pública la sentencia. Documental que reproduce un día en la vida de Panahi y Mojtaba Mirtahmasb (su antiguo ayudante de dirección) y ofrece una visión general de la situación actual del cine iraní. (FILMAFFINITY)
16 de enero de 2015
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Poco importa si es el día de Reyes, la onomástica, el cumpleaños o cualquier aniversario. No existe mayor regalo que la libertad, pero no la otorgada por alguien que se considera amo de otro como si no fuera un valor ya en sí misma, sino la de pensamiento que jamás podrá estar sujeta por cadenas. "No se nos otorgará la libertad externa más que en la medida exacta en que hayamos sabido, en un momento determinado, desarrollar nuestra libertad interna". Lo dijo Gandhi, que pasó largas temporadas en prisión por negarse a doblegar su ánimo a lo injusto. "Los verdaderos líderes deben estar dispuestos a sacrificarlo todo por la libertad de su pueblo". Frase de Madiba, el gran Mandela, que también sabía lo suyo de perseverancia tras más de 25 años encarcelado por seguir a su conciencia.

Ambos maestros en el difícil arte de la libertad por encima de todas las cosas se enorgullecen, estén donde estén, de la vida y obra de Jafar Panahi y de manera aún más visceral y concreta, sin resquicio de duda, de su última película, aunque según él no es tal. El director iraní lleva más de cinco años con constantes problemas con el régimen de su país, entrando y saliendo de prisión (esto último gracias al apoyo constante de numerosos miembros del mundo del cine y de la cultura en general) y desde 2012 hasta la actualidad padece arresto domiciliario y tiene prohibido dirigir durante 20 años.

Si existe un paradigma de lo que significa el séptimo arte a nivel de libertad creativa y transformación social este es de manera radical el filme "Esto no es una película". Rodada a escondidas en el domicilio en el que permanece aislado con la ayuda de varios colaboradores de los que no puede ni colocar el nombre en los títulos de crédito finales, esta obra comienza con la puesta en escena del guión que supuso el arresto definitiva de Panahi y termina con un riesgo y una desobediencia absoluta a la condena y prohibiciones impuestos por el estado que no son sencillos de valorar en su plenitud si no se es iraní y se está jugando la vida con las decisiones. Un ejemplo básico y preciso es que la cámara de grabación comienza a usarla un tercero invisible, su amigo y también cineasta Mojtaba Mirtahmasb, y termina por emplearla el propio Panahi y fuera del domicilio.

Podríamos dedicarnos a soltar las bondades y premios atesorados por la genialidad extraña de Panahi (muy distinta y mucho más directa en la crítica a la de su compatriota Kiorastami), pero resulta del todo imposible resumir y transmitir la verdadera oda a la libertad, la conciencia y a la desobediencia que supone esta pequeña joya. Sólo es posible verla y que nos ayude a luchar por la libertad, y que no nos dé pereza usarla, que todo lo que no se usa se acaba perdiendo.
poverello
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