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España España · Logroño
Voto de Tak:
9
Thriller Nueva Jersey. Joey Gazelle (Paul Walker), hombre casado y padre de familia, lleva 10 años siendo sicario de la banda italiana de los Perello. Sin embargo, cuando Joey, desobedeciendo las instrucciones de la banda, se niega a deshacerse del arma utilizada en el asesinato de un policía corrupto durante una operación fallida de venta de drogas, coloca involuntariamente a su familia en una situación peligrosa. (FILMAFFINITY)
8 de diciembre de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recientemente nos hemos enterado de la prematura pérdida de un actor que posiblemente nunca iba a ganar un Óscar, pero que hizo un estilo de cine lúdico, sin pretensiones y con grandes dosis de acción. Cine de entretenimiento puro. Me refiero a Paul Walker ("Skulls", "A todo gas", "Timeline", "Nunca juegues con extraños", "Inmersión letal"...).

Y, de entre su extensa filmografía, mi película favorita es, sin duda, "La prueba del crimen": un thriller adrenalínico, con personajes extremos y una violencia (verbal y física) extrema. Sirvan estas líneas para hacer un pequeño homenaje a un actor que me encanta.

Joey Gazelle es un pistolero que trabaja para la mafia y se encarga de deshacerse de las armas que su banda utiliza para cometer los crímenes. Su misión es que estas pruebas desaparezcan sin dejar rastro pero, ¿qué ocurriría si durante un altercado doméstico una de esas pistolas desapareciese? Con la poli pisándote los talones, con la mafia siguiendo cada uno de tus pasos y con un secreto que no has contado ni a tu propia mujer... Así arranca esta película de persecuciones varias, grandes dosis de humor negro y una escena antológica que más tarde desarrollaré.

Me parece el paradigma de cine estilo "Paul Walker": acción, tipos duros, malos malísimos y chicas atractivas. Rodada casi íntegramente de noche y secundada por un reparto de lujo que incluye a Vera Farmiga, Cameron Bright y Chazz Palminteri, la película nos adentrará en los ambientes más sórdidos de la ciudad: prostitutas, pederastas, asesinos, proxenetas, bandas mafiosas, polis corruptos y tarados varios... Wayne Kramer nos muestra con su temblorosa cámara todo ese lado oscuro de la ciudad, lo que ocurre bajo la superficie de lo que nos rodea.

Joey tendrá que seguir el rastro de la pistola desaparecida para recuperarla antes de que la policía o sus propios compañeros le atrapen. Cada nueva pista supondrá el más difícil todavía, desembocando en una espiral de violencia cada vez más sangrienta.

Es una película pulp y sin opción a medias tintas, o te encanta o la aborreces desde el principio.

(Spoiler)

La escena mítica a la que me refería antes es el pasaje brutal de los psicópatas de niños. Esta escena se erige en medio del metraje como un cortometraje con vida propia dentro de la historia. Un niño es rescatado en la noche por dos buenos samaritanos que lo llevan a su casa. La casa no tiene ni una sola sombra: es luminosa en cada rincón, llena de colores vivos y con una habitación de juegos llena de disfraces. Todo sería perfecto si no fuese por el plástico del suelo, los bisturís en el armario y las decenas de cintas con nombres de niños que están escondidas. Todo está inundado de una atmósfera tan positiva que resulta extrañamente maligno. El niño se esconde en el baño sospechando que van a matarle y, entonces, una sombra cruza la ventana. No es una silueta humana, es un nosferatu de orejas puntiagudas y largos dedos como garras. Es un detalle sutil pero contundente. Vemos el mal desde la imaginación del niño, como solo se ven los monstruos que habitan el mundo de la infancia. Solo por esa escena creo que merece la pena darle una oportunidad a esta película.

Lo mejor: El ritmo, las rocosas interpretaciones, su atmósfera pesada y pasada de rosas, las transiciones entre planos y escenas.

Lo peor: Que ya no volverá a haber más pelis de Paul Walker.
Tak
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