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Voto de Ipathia:
5
7,6
32.704
Drama
Georges y Anne, dos ancianos de ochenta años, son profesores de música clásica jubilados que viven en París. Su hija, que también se dedica a la música, vive en Londres con su marido. Cuando, un día, Anne sufre un infarto que le paraliza un costado, el amor que ha unido a la pareja durante tantos años se verá puesto a prueba. (FILMAFFINITY)
17 de febrero de 2013
16 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se deja ver. Cine europeo al 200%. No es tan tremenda como me la esperaba, (me refiero a ser gráfica o doliente), porque la realidad, tristemente, es muchísimo peor. La historia que narra esta película se me antoja bastante light y dentro de lo malo, afortunada para ambos, que se tienen entre sí, una buena pensión, a juzgar por lo que se ve, y una familia preocupada (de aquella manera, porque la hija es canela fina). Ya es mucho más de lo que he presenciado en demasiados casos reales.
Los planos largos y estáticos y yo no nos llevamos bien, porque no me aportan absolutamente nada, ni visual ni emocional ni argumental.
Las interpretaciones de ambos son muy buenas, no sólo ella, Jean-Louis Trintignant está muy bien, pero los diálogos lo encuentro engañosos, poco naturales y demasiado forzados. Esto podría estar relacionado con mi primera frase: cine europeo. Pretende ser tan intimista, tan intrínsecamente humano y profundo que me invade la misma sensación agobiante de entrar en un Ikea. No hay más alternativas que la de seguir el condenado pasillo y sus flechas hacia adelante, introduciéndote más y más en las tripas de la bestia, o morir en el intento de encontrar la salida sin ayuda. Toca dejarse llevar.
Y una última, (y esta sí quisquillosa) puntualización: si quiere hacer una película tan vívida, profunda y lacerante que parezca un documental, que no caiga en el maldito error de director de telefilm (explicaciones en spoiler).
No le reclamo calidad y detalles a una película de Antena 3 cuyo máximo objetivo es, con suerte, conseguir que no te eches la siesta. Pero si me viene de profundo, de visionario, de genio y con su megalomanía galopante, sí, quiero exactitud, y sí, quiero detalles. ¿Presume de realismo? Que me lo demuestre, y no meta la pata en las cosas más simples.
Los planos largos y estáticos y yo no nos llevamos bien, porque no me aportan absolutamente nada, ni visual ni emocional ni argumental.
Las interpretaciones de ambos son muy buenas, no sólo ella, Jean-Louis Trintignant está muy bien, pero los diálogos lo encuentro engañosos, poco naturales y demasiado forzados. Esto podría estar relacionado con mi primera frase: cine europeo. Pretende ser tan intimista, tan intrínsecamente humano y profundo que me invade la misma sensación agobiante de entrar en un Ikea. No hay más alternativas que la de seguir el condenado pasillo y sus flechas hacia adelante, introduciéndote más y más en las tripas de la bestia, o morir en el intento de encontrar la salida sin ayuda. Toca dejarse llevar.
Y una última, (y esta sí quisquillosa) puntualización: si quiere hacer una película tan vívida, profunda y lacerante que parezca un documental, que no caiga en el maldito error de director de telefilm (explicaciones en spoiler).
No le reclamo calidad y detalles a una película de Antena 3 cuyo máximo objetivo es, con suerte, conseguir que no te eches la siesta. Pero si me viene de profundo, de visionario, de genio y con su megalomanía galopante, sí, quiero exactitud, y sí, quiero detalles. ¿Presume de realismo? Que me lo demuestre, y no meta la pata en las cosas más simples.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Hartita estoy de las escenas de asfixia que duran 50 segundos. Con una almohada. Que no, señores, que no, que documentarse para una película, y esto no conlleva más que una preguntita a un médico, puestos a querer hacerla bien, no cuesta tanto.
Por si no lo sabían ustedes, lo cierto es que matar por asfixia no es tan fácil como nos lo pintan en las películas. Y menos con una almohada. No son datos agradables, de hecho crea angustia sólo pensar en ello, pero para matar a alguien así hay que estar apretando lo menos entre 5-10 minutos. Anne, en esta película, (y en todas las que tiran de este recurso facilón salvo rarísimas excepciones), se desvanece, por falta de aire, pero no te mueres, ni muchísimo menos. Que alguien deje de luchar sólo implica eso, que se ha desvanecido, pero en la vida real, de ser así, el "muerto" se despertaría a los 15 minutos con un poco de confusión, pero nada más, y seguramente escaparía en busca de ayuda. Por otro lado, apretarte la almohada contra la cara es una inutilidad. El tejido es transpirable. Hay que tapar orificios de la nariz y de la boca para bloquear cualquier entrada de aire. Empieza a parecer menos fácil, ¿verdad?
Nunca entenderé qué fijación ficticia hay con matar con almohadas, porque tampoco es que sea particularmente poético, no sé, alguien debió ser el primero y después los demás se sumaron a la idea, sin pensar demasiado en lo absurdo de la situación.
¡Un poco de creatividad, guionistas y directores!
Por si no lo sabían ustedes, lo cierto es que matar por asfixia no es tan fácil como nos lo pintan en las películas. Y menos con una almohada. No son datos agradables, de hecho crea angustia sólo pensar en ello, pero para matar a alguien así hay que estar apretando lo menos entre 5-10 minutos. Anne, en esta película, (y en todas las que tiran de este recurso facilón salvo rarísimas excepciones), se desvanece, por falta de aire, pero no te mueres, ni muchísimo menos. Que alguien deje de luchar sólo implica eso, que se ha desvanecido, pero en la vida real, de ser así, el "muerto" se despertaría a los 15 minutos con un poco de confusión, pero nada más, y seguramente escaparía en busca de ayuda. Por otro lado, apretarte la almohada contra la cara es una inutilidad. El tejido es transpirable. Hay que tapar orificios de la nariz y de la boca para bloquear cualquier entrada de aire. Empieza a parecer menos fácil, ¿verdad?
Nunca entenderé qué fijación ficticia hay con matar con almohadas, porque tampoco es que sea particularmente poético, no sé, alguien debió ser el primero y después los demás se sumaron a la idea, sin pensar demasiado en lo absurdo de la situación.
¡Un poco de creatividad, guionistas y directores!