Creo que en España pueden hacerse buenas películas. Hay muchos actores de calidad y gente con ganas de contar historias. Lo que ocurre, en mi humilde opinión, es que tal vez no se arriesgan lo que se tienen que arriesgar. Este es un claro ejemplo: películas así se llevan haciendo desde hace tiempo y tiempo. La premisa es la siguiente: personajes a los que les parece ir bien la vida tienen un conflicto interior brutal y no son para nada felices (por A o por B), lo que les hace actuar de una manera impulsiva y al final estallan entre ellos. Si bien esto hace que una película sea interesante, que se pueda ver, llega un momento en que la amenidad no es más que un rasgo más de la fotocopia de mil películas anteriores. Por ello, nunca llegamos a hacer nada que a mi parecer valga la pena. O en raras ocasiones, vaya. Para explicarme, voy a poner el ejemplo de REC. Sí, no tiene nada que ver con esta película, y que tampoco va a ganar el oscar, pero fijémonos en ella: coge una idea muy manida, le da una ligera vuelta de tuerca -la cual también está manida- y le sale un producto que, a mí por lo menos, no sólo me entretuvo, sino que además me dio un QUÉ para irla recomendando a todo aquel que veía. Pues esta película, para que nos entendamos, no la voy a recomendar, aunque sea bien entretenida.