Un viaje por carretera de este militar con traumas del pasado, acompañado de un perrito con bastantes malas pulgas, y en el que desde el minuto 1 sabes como va a terminar todo, y eso es lo malo del film, lo previsible que resulta.
En su debut en la labor de dirección CHANNING TATUM, trata de emocionarnos porque de todos es sabido, que al haber animales en las pelis, es bastante sencillo tocarnos la fibra, no es que en este caso no lo consiga, pero en el trayecto vital recorriendo Norteamérica, hay paradas a mitad de camino y episodios, que son entre ridículos e irrisorios.
Parece como si el novel director hubiese querido rizar el rizo, pero no lo consigue y con el toque patriótico, que no podía faltar con las banderitas ondeando y saludos marciales.