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Voto de GuiLLe22496:
6
Ciencia ficción. Acción. Aventuras Veintidós años después de lo ocurrido en Jurassic Park, la isla Nublar ha sido transformada en un enorme parque temático, Jurassic Wold, con versiones «domesticadas» de algunos de los dinosaurios más conocidos. Cuando todo parece ir sobre ruedas y ser el negocio del siglo, un nuevo dinosaurio de especie desconocida, pues ha sido creado manipulando genéticamente su ADN, y que resulta ser mucho más inteligente de lo que se pensaba, se ... [+]
23 de octubre de 2015
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Dentro de la ingente avalancha de franquicias que están intentando resurgir tras varios años en el olvido, no era extraño de pensar que una nueva entrega de la saga de Parque Jurásico llegaría a la gran pantalla, más si tenemos en cuenta que esta secuela lleva años gestándose en los despachos de Universal. El encargado no ha sido otro que Colin Trevorrow, un novato puesto por el estudio para llevar su ambicioso regreso de una franquicia tan icónica como la creada por Steven Spielberg, que desde el fracaso que supuso su tercera parte no había vuelto a asomar la cabeza. Y en este punto, y 14 años más tarde, ‘Jurassic World’ se nos presenta como la revitalización de una marca que influyó en toda una generación, en las posteriores y por supuesto en el cine palomitero moderno. Es por ello que hay que tener en cuenta dos fuentes claramente diferenciadas de las que bebe y se construye el film a lo largo de sus dos entretenidas horas, que para lo bueno y para lo malo están presentes.

La primera, como era de esperar, son sus propias raíces. Tomando como referencia a la mejor y, realmente, única destacable primera parte, el libreto llena la historia de referencias y guiños que disfrutarán tremendamente los fans, pero que no solo se contenta con llevar sus paralelismos ahí. Su estructura narrativa y su forma de llevar los actos son calcados casi línea por línea a los de ‘Jurassic Park’, liberando sus limitaciones del simple homenaje y trasladando una forma de contar historias que aún hoy sigue funcionando después de 22 años, llevando la premisa de “si funciona para qué tocarlo” a su máxima expresión.

Su segunda fuente de inspiración es la del Hollywood contemporáneo y sus características del blockbuster moderno, que es donde mayormente reside las virtudes y defectos de una cinta que a pesar de ser un entretenimiento decente, tiene unos cuantos talones de aquiles que la alejan de la posible notabilidad que hubiera conseguido. Por un lado, la apuesta por un espectáculo visual que sigue la tendencia de los últimos productos sacados de esa gran factoría de producir cine, con las claras intenciones de realizar un envoltorio de un preciosismo digital incontestable, cumpliendo con nota todo hay que decir, y alejándose más de ese tono realista que consiguió precisamente la original, aspecto que resulta curioso observar cómo se ha invertido en el cine y los videojuegos. Lo demás, todo relacionado con el contenido de la cinta y que es su principal debilidad.

Entre ellos y el más importante, un guion que acierta en su esqueleto pero que falla en la fuerza y solidez de sus partes. Si bien su ritmo es preciso y medianamente frenético, lo absurdo de los diálogos y ciertas situaciones derivadas de subtramas cuanto menos de dudosa lógica (algo que al fin y al cabo es justo aclarar que es lo de menos), provocan un ligero temblor en el conjunto, propiciado ademas por una galería de personajes de cuestionables coeficientes intelectuales que impregna el relato de cierta tontería. Chris Patt, quien nos confirma que es el mejor candidato para ser el nuevo “Indi”, es probablemente el que mejor parado sale, mientras que Bryce Dallas Howard mantiene como puede a su personaje. El resto, en la medianía con algunas horrorosas excepciones y como caso aparte, un Vincent D´Onofrio que es castigado con un relativo antagonista poco definido e inconsistente.

Sí es cierto que todo ello es aderezado con notas de humor que funcionan aceptablemente y que deja la cierta sensación de no tomarse demasiado en sí misma, siendo quizás el único aporte de Trevorrow al film y que afecta a que dichos defectos se minimicen en determinadas medidas. Al final, las auto-imposiciones de contentar al público actual y al fan de hace 30 años, induce a una inevitable pérdida de personalidad del director y que se ve irremediablemente expuesto a dirigir con el piloto automático. No es un problema, pero es un aspecto remarcable y que merece ser destacado. Ello, sin embargo, no omite la correcta diversión que durante todo su metraje ofrece ‘Jurassic World’ y es que con sus fallas, y si el espectador es indulgente, encontrará un entretenimiento veraniego aceptable, aunque probablemente y como una gran cantidad del cine comercial de hoy en día, sera abonada al cajón del olvido.

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GuiLLe22496
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