La expresión en su estado puro, eso parece querer ofrecernos Víctor Erice con "El espíritu de la colmena". Erice nos muestra a una familia aislada en un pueblo castellano. Los miembros de la familia también se muestran como personas aisladas entre sí, donde las niñas son las únicas quienes parecen relacionarse, y sólo una de ellas, Ana, parece tener curiosidad por lo que hay más allá del pueblo.

A través de Ana, Erice nos muestra su mundo de realismo mágico en la búsqueda del espíritu de Frankenstein, un espíritu que su hermana Isabel dice haber visto. En su búsqueda Ana conoce a un maqui a quien parece confundir con el monstruo. Pero sus aventuras, alucinaciones o ensoñaciones (a gusto de quien la interprete) de Ana con Frankenstein no acaban aquí.

Erice deja al final del film una puerta muy grande demasiado abierta. Se podría decir que la película no tiene un final claro, y es aquí donde el espectador puede abrir su imaginación, o bien indignarse por ver una película sin final. Yo opté por la primera, aunque hubiera agradecido algo más de concreción.

Lo que sí está claro es que "El espíritu de la colmena" es una película mágica.