La aparente simple historia de como un niño pasa a convertirse en un jovencito, es muy interesante, especialmente por el hecho de que todo esto es mostrado al espectador en primera persona, lo cual a más de darle veracidad le da un toque de humanidad al personaje interpretado por un certero Josh Hutcherson.

Sin duda una de las películas más sinceras y correctas que se hayan hecho sobre los problemas, los sentimientos y la forma de pensar que tiene un niño a esa edad, aunque eso sí, no es visceral ni cruda tampoco, lo cual es bueno y malo al mismo tiempo.

Lo bueno es que de cierta manera puede ser vista por toda la familia e interpretado de una manera muy positiva para quien la vea, porque los productores optaron por lo seguro y dieron un toque blando a la trama y por ende es de esperarse un final feliz. Lo malo es que no todos los niños del mundo tienen el mismo nivel de vida y si bien todos pasamos por este tipo de cosas a esa edad, el punto anterior incide para que aumente o disminuya el interés en otras cosas.

En fin, pero como eso ya sería pasarme a otro tema, es una película muy disfrutable para toda la familia y con un buen sabor de boca al final.