Aunque comparte un denominador común con la decepcionante (aunque taquillera) versión protagonizada por Brad Pitt, no me cabe la menor duda de que esta producción oriental bebió mucho de esa fuente que es la genial y entretenidísima obra escrita por Max Brooks.

Sea así o no, nos encontramos ante un film de género que nos muestra algo ya visto en infinidad de veces, pero se lo hace de una forma tan espectacular y con un compromiso (y porque no decirlo amor) pocas veces visto en este tipo de producciones que dejan con un sabor muy dulce a quien pueda verla.

No entraré en detalles pero debo resaltar al brillante guión que apoyándose en lugares comunes, pero cual artesano nato Yeon Sang-ho logra darles un giro de tuerca a cada uno de ellos y con tal elegancia que a ratos nos da la impresión de verlos por primera vez. Esto es un logro magistral y en cuanto a la dirección él mismo nos da una lección impresionante en cuanto a manejo adecuado de ritmo, tonalidad y sobre todo en la construcción de personajes que nos importen, sin ninguna manipulación de por medio se ganen nuestro corazón.

Esto es un lastre omnipresente en todas las mega producciones hechas en Hollywood y ustedes saben a cuales me estoy refiriendo.

Y si todo esto bien empacado en un producto cuyo objetivo final es el de entretener, y si de paso tiene ideas que te hacen pensar un buen rato, pues todo esfuerzo es bienvenido.

Y si le sumamos que posee unos efectos visuales dignos y que no le piden favor a a cualquier "Blockbuster" hecho en Estados Unidos.

Y si de paso le da una bofetada en la cara a cualquier film de zombies que venga a partir de ahora, con la única excepción de "Melanie:The girl with all the gifts", porque también, los británicos cuando se inspiran se lucen.

Es acaso mucho pedir, que respeten a quienes compramos las entradas y nos muestren algo de calidad y bien hecho.

Es acaso mucho pedir.